Récord Un náufrago arrojó al mar una botella con
un mensaje,
pero la botella chocó con un transatlántico y
lo hundió.
Uno de los sobrevivientes se agarró de la
botella,
que lo llevó a salvo hasta la isla donde vivía
el náufrago.
Éste tiró otras 100 veces la botella
y obtuvo 97 personas.
(Esta historia figura en el Libro Guinness
como «El mensaje que regresaba solo».)
Mala suerte
Tiró una botella al agua
y se la pegó en la cabeza al Rey de los Mares.
Solitario y final En Singapur,
ciudad de millones de habitantes,
un hombre arrojó una botella al mar
con un mensaje desesperado
para cualquier náufrago con corazón.
Una familia muy normal El náufrago y la náufraga tuvieron
naufraguitos.
Los naufraguitos tiraban botellas al mar
con mensajes para los niños del mundo.
Pero los mensajes tenían errores de
ortografía.
Decían, por ejemplo, «alluda, por fabor, ausillo».
Entonces una mañana llegó un señor del
Ministerio de Educación
y retó a los padres.
(Y ellos no pudieron echarle la culpa
a la televisión.)
Oche Califa
Publicado en Para escuchar a la tortuga que sueña, Buenos Aires, ediciones Colihue, 2005. La ilustración es de Lucas Nine
0 comentarios