Por Juliana Guaspari

Este corpus organiza un fragmento de la colección postal particular de la familia Mendoza, que guardó desde la década de 1920 María, la mayor de siete hijos concebidos –en territorio nacional argentino– por Matilde Loureiro y José Mendoza, un matrimonio de inmigrantes provenientes de Lugo (Galicia). De los siete hijos[1] de Matilde y José, seis eran mujeres y, probáblemente, este sea el motivo por el que destacan en la colección las narrativas femeninas, aunque el acervo es más amplio y diverso.

Sobre la base de esta colección particular, la selección de postales que integra el corpus se realizó con acuerdo a la propuesta de divulgación promovida por Mumbat, y provee un recorrido documental por las imágenes y narrativas que circularon entre estas mujeres –familiares entre sí, allegadas y/o socialmente vinculadas– en un arco temporal que abarca desde mediados de octubre de 1925 a fines de enero de 1960.

Si bien la percepción social de la distancia ha ido modificándose desde fines del siglo XIX hasta la actualidad por el creciente desarrollo de infraestructura de obras, transporte y comunicaciones en la región y el mundo, los itinerarios trazados por el intercambio postal, en el caso de este corpus, marcan trayectos cortos. Los datos relevados indican que el mayor recorrido corresponde a una postal enviada desde Rosario, Santa Fe.

Prevalece la correspondencia interurbana, que tiende a mantenerse entre mujeres que habitan en el centro de Tandil y otras mujeres que habitan en estaciones, parajes, y/ o establecimientos rurales: Cerro Leones, Gardey, La Porteña; con predominio de la circulación entre mujeres muy cercanas, hermanas, tías y sobrinas (intrafamiliares), y amigas a través de cuyos textos se infiere afectividad y mutuo conocimiento de aspectos de sus vidas privadas (personales). Son menos los intercambios postales que dan cuenta de relaciones sociales más amplias, por ejemplo entre una mujer –María– y su exmaestra.

Aunque el mayor volumen de recepción se registra para las Fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes –durante los meses de diciembre y enero– hay postales de salutación por día de cumpleaños, día del santo, y desde la década de 1940, una modalidad de saludo/ recordatorio desde el lugar en que se vacaciona.

Se infiere del intercambio de correspondencia que las mujeres involucradas en él participan de la cultura escrita. Pertenecen a una clase modesta pero están instruidas en los protocolos que regulan las prácticas discursivas de su comunidad y los usos lingüísticos del español rioplatense en su tiempo. Estas mujeres no sólo conocen y dominan las formalidades del género epistolar/ postal (algunas de las cuales fueron instituidas por la Unión Postal Universal[2] y los servicios nacionales de correos) sino que sus narrativas participan de los rasgos de estilo y modos o modas del decir, de la comunicación mediada por la escritura, propios de su clase en cada época.

Una vez establecida su participación en la cultura escrita, las desviaciones sobre normas de regulación lingüística (especialmente ortográficas y sintácticas) en el contexto de sus narrativas, deberían ser observadas considerando el hecho de que muchas de estas mujeres eran inmigrantes o hijas de inmigrantes que, no obstante su trayectoria en el sistema de educación formal argentino, han estado expuestas de manera vital, en sus entornos lingüísticos íntimos, a otras lenguas o dialectos, circunstancia que difícilmente no afectara el acceso y apropiación del español estándar, impartido por la Escuela, y regulador de la escritura.

Se ha dicho que la mayoría de las postales que integran el corpus se ajusta a los protocolos de escritura de correspondencia postal del momento en que fueron escritas. Se observa, por ejemplo, la utilización de encabezados y cierres estándares para cada época, con acuerdo a los requerimientos del vínculo entre el remitente y su destinatario.

Los encabezados tienden a expresarse según pautas de cortesía y en frases formulares, Sta./s. + nombre/s propio/s + adjetivo o fórmula adjetiva que expresa valoración personal, por ej., apreciable/s o querida/s + sustantivo que expresa el vínculo entre remitente y destinatario/s, por ej., ahijada, hermana/s, amiga/s, etc. Es frecuente el uso de diminutivo para expresar afectividad:

p. 01. (1925)[3] Sta. (…) Mi más sincera amiguita, p. 02 (1927) Sta. (…) Querida amiguita, p. 04 (1927) Sta. (…) Querida hermana, p. 05 (1927) Sta. (…) Apreciable hermana, p. 06 (1927) Señorita (…) Apreciable ahijada, p. 07 (1927) Señorita (…) Apreciable hermana, p. 08 (1928) Sta. (…) Querida amiguita, p. 09 (1928) Sta. (…) Mi querida amiguita, p. 10 (1928) Sta. (…) Mi querida Celia, p. 11(1929) Mi siempre recordada María, p. 12 (1931) Querida María, p. 14 (1932) Querida amiguita (…), p. 15 (1933) Querida amiguita, p. 16 (1933) Querida amiga, p. 17 (1933) Querida amiguita, p. 23 (1937) Señorita (…) Mi más apreciable amiga, p. 25 (1938) Stas. (…) Mis apreciables amiguitas, p. 26 (1939) Queridas amiguitas, p. 27 (1944) Sta. (…) Querida amiguita, p. 28 (1945) Querida cuñada, p. 29 (1945) Queridas amigas, p. 30 (1945) Mis queridas amigas, p. 31 (1947) Querida María, p. 32 (1949) Sta. (…) y Flia. Mi querida amiguita.

También en los cierres las frases manifiestan sentimientos afectuosos y de respeto hacia el destinatario. Se tiende a construir, a través de ellas, un entorno de familiaridad, empleando –siempre después de los recuerdos para todos los demás, es decir padres, hermanos, o bien hijos y esposo– expresiones cariñosas a quien recibe la correspondencia:

p. 01 (1925) … tu amiguita que siempre te recuerda con cariño, p. 04 (1927) Sin más le das recuerdos [míos] a todos y vos recibís un abrazo y un beso de tu hermana que te quiere y verte desea, p. 05 (1927) Sin más le das recuerdos [míos] a todos y vos recibís un fuerte abrazo de tu hermana que verte desea, p. 06 (1927) Sin más recibe un abrazo de tu madrina que te quiere y verte desea, p. 07 (1927) Sin más recibes un abrazo de tu hermana que te quiere y verte desea, p. 10 (1928) Recibes el fraternal saludo de tu amiga (…), p. 11 (1929) Recibe en compañía de los tuyos saludos de mi esposo y míos y tú querida un beso de (…), p. 12 (1931) Saludos de mi esposo i besos del Pochito. Te besa con afecto (…), p. 17 (1933) Te saluda cariñosamente (…), p. 19 (1935) … tu amiguita que te saluda cariñosamente, (…), p. 20 (1935) Te despide tu amiga que mucho te quiere (…), p. 24 (1938) Sin más, cariños de Cándido y míos para sus padres y hermanitos [y] de mí reciba un beso fuerte (…), p. 25 (1938) Deseándoles nuevamente muchas felicidades les presento afecto de mis padres para todos ustedes y cariños de esta amiguita (…).

* ¿Beso sí, o beso no? Despedirse con un beso es, en la actualidad, una práctica corriente que tiende a replicarse en la comunicación escrita, especialmente en aquella que mantiene el tono conversacional entre personas cercanas, afectivamente vinculadas. No sucede lo mismo en estas narrativas de reverso postal, en el contexto de las cuales es poco frecuente el uso del verbo besar, registrándose –en las formas te besa o beso/s– sólo en siete sobre treinta y cinco postales: p. 4 (1927) recibís un abrazo y un beso de tu hermana que te quiere y verte desea; p. 11 (1929) Recibe, en compañía de los tuyos, saludos de mi esposo y míos y tú, querida, un beso de María Antonia P. de Hernández; p. 12 (1931) Saludos de mi esposo y besos del Pochito. Te besa con afecto M. A P de Hernández; p. 23 (1937) te besa con cariño Asunción Ramil; p. 24 (1938) de mí reciba un beso fuerte, Paula C. de Ucar; p. 31 (1947) Míos recibe muchos besos para todos, Matilde; p. 35 (1960) Muchos besos y abrazos de Jorgito, Negra y Miguel.

En contrapartida, abundan los saludos afectuosos y los abrazos, mientras el verbo desear (en sus diversas formas), que expresa las motivaciones e intenciones de quien escribe para con su destinatario, se hace presente, explícito, en la mayoría de las postales del corpus (en treinta sobre treinta y cinco, exceptuando 11, 21, 29, 31 y 32).

Así como se ajustan a los protocolos del género, participan de los estilos (usos y modos discursivos) que marcaron tendencia en cada época, por ejemplo incorporando una rima o versito popular al texto de salutación, durante los años ´20 y ´30:

p. 02 (1927) La que te escribe es la pluma, la que te nota [recuerda] es mi alma, la que te quiere y te adora, Remedios Rebollo se llama

p. 03 (1927) Estaba en un profundo sueño cuando de ti me acordé y fue tan grande mi recuerdo y [que] esta postal te mandé

p. 07 (1927) Entre rosas he nacido, entre rosas moriré, el nombre de mi hermana (en) jamás lo olvidaré

p. 08 (1928) Por ser la primera postal que de mis manos recibes, guardala en el corazón y de mí nunca te olvides

No te fijes en la letra ni tampoco en la postal fijate en quién te la manda que te quiere de verdad

p. 09 (1928) Con el sol te mando flores con el aire, mis pesares, el día de Año Nuevo te mando felicidades

p. 10 (1928) De rosas y no me olvides una corona formé y en ella puse tu nombre y de Celia me acordé

p. 13 (1931) Tengo una M. de vidrio para bordarla en oro, María se llama la amiga que más adoro

p. 15 (1933) Por ser la primer postal que de mis manos recibes la guardas en el corazón para que de mí no te olvides

p. 16 (1933) Así te quisiera ver asomada a la ventana, esperando muy risueña, la/ llegada del… ¿Quién será? ¿S? …

p. 17 (1933) Hoy te mando tu corazón que lo encontré en vuelo, ya ¿pasaba? el puerto y el mar y estaba en Montevideo, María tienes de nombre, nombre de la Virgen santo, yo quisiera esa María que mi corazón quebrantó [o quebranta]

p. 19 (1935) Esta tarjeta postal a quien va a felicitar, a mi amiga María que yo no voy a olvidar

p. 19.1 (´35) Ayer pasé por la plaza al ver la Iglesia entré, cuando vi un santo tan lindo del tuyo yo me acordé, lleno de vida y primor, no hay cosa más verdadera que el amor de un profesor

p. 21 (1935) De rosas y no me olvides una corona formé y en ella puse tu nombre que jamás te olvidaré

p. 22 (1937) De rosas y no me olvides una corona formé y en ella puse tu nombre que jamás te olvidaré

p. 23 (1937) A los santos… del cielo yo les imploro que a mi amiguita Mary le den un buen novio

La escritura formular, la fraseología e incluso las rimas populares constituyen un recurso que tiende a reducir el margen de error en un entorno lingüístico todavía inestable, asociado a la coexistencia de lenguas y dialectos, como correlato de la inmigración de ultramar, hasta la segunda postguerra. Tiende además a economizar lenguaje, dado que el reducido tamaño de las postales (14 x 9 cm.) así lo requería, y que la información que circulaba a través de ellas era de acceso público.

Sin embargo, pese a la brevedad y codificación de estas narrativas, se esbozan en las postales del corpus ciertas maneras de pensar y pensarse mujer, y se verbalizan ciertas costumbres y quehaceres relacionados a maneras de estar y de ser en el mundo; en un mundo en que el mercado laboral y el espacio de lo público se encuentran todavía dominados práctica y simbólicamente por lo masculino.

Querida cuñada: deseo que al recibo de esta postal portadora feliz de mis saludos, deseo que se encuentren bien y que el comienzo del ´45 traiga muchas alegrías y felicidades a vuestro hogar. Yo he pasado las Fiestas cuidando a mi hermana Manuela, que se encuentra enferma, tiene congestión y pleura inflamada, ahora va mejor, pero estuvo muy mal así que ya ves las Fiestas que he pasado. Sin más por el momento, darás saludos y muchas felicidades a todos de parte de Francisco, de mis hermanas y míos y tu recibe un fuerte abrazo de tu cuñada que te desea mil felicidades, María Serén (p. 28, 1945)

Si bien desde principios del siglo XX la mujer comienza a ser considerada sujeto de derechos, con aporte discursivo y conceptual, y las mujeres trabajadoras consiguen reivindicaciones laborales que darán lugar a que las siguientes generaciones cuestionen el imaginario social y político de la mujer[4], todavía en las décadas de 1940 y 1950 pervive la noción de mujer ama de casa, ocupada en el cuidado de los suyos –hijos, esposo, hermanos, padres– y en tareas domésticas –labores de servicio, especialmente higiénicas y educativas–.

Mi siempre recordada María Grande fue la alegría que llenó mi alma al llegarme tu atento y cariñoso saludo. Nada más grato para un maestro que ver que a través del tiempo y la distancia sus alumnos queridos lo recuerdan. Recibe, en compañía de los tuyos, saludos de mi esposo y míos y tú, querida, un beso de María Antonia P. de Hernández (p. 11, 1929)

Aunque durante la primera mitad del siglo XX el modelo familiar reposaba sobre el trabajo del varón y, sólo en caso de necesidad, sobre el trabajo asalariado de las mujeres al que se consideraba complementario, la expectativa de mujer ama de casa, era muchas veces una ilusión, pero una ilusión compartida por mujeres y hombres. María Antonia Hernández, se pronuncia maestra en su narrativa, pero su rol social no la deslinda, discursivamente, de aquello que pudo percibir como deberes de madre y esposa: “saludos de mi esposo y míos”, y en otra postal (p. 12, 1931) “Saludos de mi esposo y besos del Pochito. Te besa con afecto, M. A P de Hernández”.

No hay en el contexto del corpus referencias significativas sobre prácticas culturales extra hogareñas, más que un viaje recreativo a Comodoro Py y unas vacaciones en Mar del Plata:

Stas. Mendoza. Mis apreciables amiguitas: después de un prolongado silencio les hago llegar por la presente mis augurios de mucha felicidad y prosperidad en el venidero año. Quizá mi silencio les haya extrañado pero es esta mano perezosa que nunca tiene deseos de escribir. He lamentado mucho, este año, no verlas pues el cariño no ha muerto, pero hemos hecho nuestro paseo al campo a Comodoro Py, me [he] divertido muchísimo. Deseándoles nuevamente muchas felicidades les presento afecto de mis padres para todos ustedes y cariños de esta amiguita, Chola (p. 25, 1938)

Papá, mamá, María y Celia: Les enviamos muchos cariños, deseando que todos estén bien, aquí gracias a Dios estamos muy bien, aunque hace un poco [de] fresco nos bañamos bastante, pero no nos quemamos ninguno. Esto está muy lindo, pero las cosas andan por las nubes. Muchos besos y abrazos de Jorgito, Negra y Miguel (p. 35, 1960)

Es en la breve narrativa de esta postal, que data de 1960, donde aparece por primera y única vez –en el corpus– una motivación económica (aunque sea relativa a la economía doméstica): “las cosas andan por las nubes”.

***

Desde su aparición, en los años ´70 del siglo XIX, y hasta la década de 1940, en que su circulación alcanzó el máximo esplendor, el atractivo del intercambio de postales se asoció por un lado al bajo costo del franqueo con relación al costo del envío de las cartas, y por otro, a la reproducción de imágenes y fotografías en los anversos preimpresos de sus cartulinas.

En un artículo publicado por La Nación y titulado Las postales cumplen 150 años (2019), Héctor Pezzimenti, fundador y director del Centro de Estudio e Investigación de la Tarjeta Postal y Fotografía en Argentina[5], cuya colección supera las 60.000 tarjetas, sostiene que la costumbre de intercambiar postales –con flores bordadas en seda, retratos de mujeres jóvenes, de niños, vistas de paisajes urbanos, entre otras fantasías surgidas por aquellos años– ha sido especialmente femenina y ha dado lugar al coleccionismo e incluso a la cartomanía.

En el corpus, las postales franqueadas durante las décadas de 1920 y 1930 (hasta 1938), son de edición extranjera, italianas, francesas y germanas, es decir productos de importación; pero desde esa fecha en adelante comienzan a intercalarse con postales Made in Argentina. Con la alternancia de origen, se alternan también los motivos que ilustran estas postales, predominando la reproducción de retratos y grupo humano –foto blanco y negro o sepia intervenida con color– en las importadas de las décadas del ´20 y el ´30, y las reproducciones de vistas topográficas, croquis o fotografías sobre paisaje urbano en las de origen nacional, desde 1938.

En el caso de las postales de edición argentina, la representación pictórica y/ o fotográfica corresponde siempre a capturas de calles importantes en ciudades cabeceras de provincias y/ o ciudades turísticas como Mar del Plata.

Y si se sabe que la edición de las primeras postales con vistas de paisajes autóctonos, así como su puesta en circulación, datan de fines de la década de 1890, y que fueron emitidas con el propósito de dar a conocer, de instruir, especialmente a los extranjeros y personas que habitaban en el interior del país, sobre el grado de civilización y los adelantos en infraestructura de obras públicas de la Nación, es preciso señalar que, en el contexto de este corpus, la aparición de reproducciones de vistas topográficas es tardía y su selección se presenta asociada a movimientos migratorios y a la práctica de vacacionar.

La historia de las postales se entreteje a la historia de la fotografía y de los álbumes en los que normalmente se guardaban. Las fotos eran caras, aptas para minorías. Las postales en cambio eran de acceso popular, dado que costaban monedas.

 Además, de un modo singular –breve y efectivo– sus reversos portaban información y esa información hoy testimonia usos y costumbres de las personas, y de las mujeres en particular, durante la primera mitad del siglo XX. Los años ´40 marcaron su esplendor. Después el teléfono y en cierto modo la televisión, hicieron declinar progresivamente su supremacía.

En los años que nos tocan, de vertiginosos avances informáticos y telecomunicaciones, la inmediatez de las selfies y el WhatsApp, dan al intercambio de postales su retiro.

Probáblemente las generaciones venideras puedan a través de (lo que quede de) nuestros mails y otros diversos intercambios virtuales, reconstruir aspectos significativos de nuestra manera de comunicarnos y de estar y de ser en el mundo. Pero hoy, ninguno de nosotros atesora saludos y mensajes así como las postales que integran este corpus fueron atesoradas durante más de medio siglo por María.

Juliana Guaspari

Febrero de 2020

Consultados:

  • de Burgos Seguí, Carmen (1912) Nuevos modelos de cartas. Casa Editorial Sopena. Barcelona.
  • Pezzimenti, Héctor (2019) “Las postales cumplen 150 años” en diario La Nación.

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/las-tarjetas-postales-cumplen-150-anos-nid2271560


[1] Seis biológicos y una niña adoptada.

[2] Surgida en 1874, reguló la circulación internacional de postales, que hasta ese momento eran de uso interno en cada país. La Unión Postal Universal, estandarizó las medidas de estas cartulinas preimpresas, en 14 x 9 centímetros, estableció la obligatoriedad de que explicitaran que se trataba de una “tarjeta postal” y dado su carácter poco privado –las postales transitaban su itinerario a través de los correos sin sobre– prohibió la utilización de insultos y exigió que estuvieran siempre firmadas.

[3] Aquí, y en adelante, se utiliza la letra p. (postal) más número asignado en el corpus y año consignado por el emisor en el reverso para referenciar los textos citados.

[4] Su rol activo dentro del proceso de construcción de la ciudadanía, que en Argentina se refrenda en la sanción de la ley 13.010, en septiembre de 1947, por la que las mujeres obtienen el derecho a voto y la igualdad de derechos políticos con los hombres.

[5] CEITPA