De un soldado de los coraceros viejos del general Lavalle, dirigida de Entre Ríos a la campaña Oriental
Campamento en la Concordia
mes de octubre día trece:
año de la libertá
de ochocientos treinta y nueve.
Mi más querido Jacinto:
me alegraré que ésta te halle
buenazo sin novedá,
y lo mesmo a mi comadre.
Esta sólo se dirige
a darte algunas noticias,
pues sé que te han de agradar
porque son puras delicias.
Aquí está la división
con el cuartel general,
y pienso que marcharemos
muy pronto a Mocoretá.
El coronel Cliilaver
ya se nos ha reunido;
y tiene otra división
de ochocientos correntinos.
¡Ah, gente, bien haiga Dios!
que esta brava y decidida;
no tengas duda, hermanito
por Lavalle dan la vida.
Toda la correntinada
de golpe se ha levantao
y el gobernador Romero
del julepe ha renuncian.
Ya la Junta de Corrientes
ha hecho publicar un bando
y manda que don Ferrer
caiga a recibir el mando.
Sabrás que este general
es hombre muy patriotazo,
y que con el Rubio nuestro
ha sido siempre amigazo.
Y así dende la redota
de Estrada en el Pago Largo,
el gobernador Ferrer
a monte no más ha andado.
Pero ya ha vuelto a Corrientes
a recibir el gobierno
con todos sus camaradas
que lo han andado siguiendo.
Ya también la mesma Junta
de Corrientes ha mandao
que el gobernador Ferrer
junte cuatro mil soldaos;
y que el general Lavalle
se haga cargo de esta gente,
porque la Junta lo aclama
el protetor de Corrientes.
Los cuatro mil, por supuesto,
son para ir a Güenos Aires;
fuera de dos mil que dejan
como Guardias Nacionales.
Esto no es chanza, Jacinto;
es la punta verdá:
¡ver la gente que se junta
es una temeridá!
Cada dia está cayendo
gente de todo pelaje
a ofrecerse al general…
y sobre todo el gauchaje.
¡Qué pingos lindos tenemos!
relumbrosos como espejo;
y armamento superior,
todititos por parejo.
En Entre-Ríos, mentira,
no hay un gaucho alborotao:
de punta a punta a Lavalle
todos le siguen el lao.
De balde por allá dicen
que por aquí hay reuniones,
y que ya se viene Oribe;
mienten esos chapetones.
Ojalá se le antojara
a ese López Mascarilla,
que gobierna en Santa Fe,
venirse con su pandilla.
Y al tiro se han presentao
pidiéndole al general
que, si acaso López viene,
quieren salirlo a topar.
Además, aquí sabemos
que al mismo Restaurador
con el susto del Yeruá
se le ha quitao el humor.
Cuando supo la noticia,
se quedó como cuajada
blanco… y ahí no más lueguito
se le cayó la quijada.
Y ansí anda como culebra
averiguando de Urquiza
o de Echagua, porque dicen
que no tiene ni noticia.
Aquí hasta tenemos gente
venida de Güenos Aires;
¡los viera contar primeros
de Rosas y sus parciales!
Ya verás de aquí a unos días,
por diciembre a más tardar,
el amigo Juan Manuel
donde p…uchas va a parar.
Conque, será hasta otro día,
que ya vamos a marchar,
porque estoy viendo a la escolta
que ha comenzado a ensillar.
Soy tu amigo hasta la muerte,
y no gasto veleidades:
conque así, nunca te olvides
de…
José Antonio Morales
Publicado en Hilario Ascasubi, Santos Vega Selección , Buenos Aires, Centro editor de América Latina, 1979.
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