(Madrid, 15 abril 1932)

Sijé:

(¿Qué ocurre?) por tu tardanza en escribirme (?) puedo preguntaros: ¿Qué sucede? ¿Es que te has… arrepentido de otorgarme aquello? (Te sé estudiando y siempre) ocupado (guardo más) de tus tantas cartas. (¿Es que vais) a dar lugar a que me echen de aquí? Dímelo todo, y perdona. No puedo seguir por más tiempo en una casa (en la que ya) sé que soy una gran molestia. ¡Y cómo me marcho de ésa sin pagar lo que debo? Albornoz ya escribió allí y no hace más (o no puede hacer más)… Será que tomará a cambio. Si no me dices nada hoy (a unos días) pido a mi casa (aunque tenga que pedir) dinero (para) salir de aquí. Comprende tú que es imposible seguir (del modo) que hasta hoy en Madrid; me iré a Orihuela (y aceptaré lo que haga) falta para entre tanto, si es cierto que para este mes próximo (me aceptan mi renuncia y) fuera soldado, como dice Pescador, pediré ir a África… lo más lejos posible… No me quedan ganas de decir que soy (poeta). Y que lo sepa todo el mundo o no ya me tiene sin cuidado… (En lo sucesivo) seré cada día más del silencio y menos de nadie. Perdona si en lo que digo ves un viso de reproche. (Pero) no te reprocho nada. Todo te lo agradezco. Abrazos.

Miguel.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.