(Madrid, 2 diciembre 1931)

2 de diciembre.

Amigo hermano: He llegado a las ocho y media a Madrid. Son las once. Ha sido ahora mismo cuando he hallado dónde vivir. La casa tiene el número… en la calle de XXX. Más barata no he podido hallarla. Creo que aquí estaré bien. La huéspeda me ha parecido una buena señora; es joven aún, aunque muy gorda. ¿Por qué las huéspedas son todas gordas? Me ha dicho que sólo tiene tres pupilos. Ya te los describiré cuando los conozca. Un detalle: Madrid no es como yo lo soñaba. Nop me ha causado ninguna impresión grata. Tal vez porque está hoy sin sol. Hace mucho frío, las manos las tengo heladas, por eso me sale tan bonita la letra… No he dormido en toda la noche. En la estación de Albacete subieron al tren no sé cuántos vientres y manos erguidas de navajas y compré una, la más grande que vi, no sé por qué… Como era de noche cuando salí en el tren del pueblo, no pude decirte el último adiós, no pude ver la casita donde quedaba sola mi [ilegible] en el prado… He pasado la noche mirándome un gesto triste en el cristal de la ventanilla sin estrellas… Estoy rendido… Perdóname…

Mañana te escribiré largamente. El sueño me postra los ojos… Adiós.

Jorge Lorca

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.