Viejo y 
querido amigo:
intuyo que la vida nos lleva
por parajes distintos
(no es en vano que uno no se busca);
creo que a esta altura podemos evitarnos
la deselegancia de la formalidad.

Vos fuiste, alguna vez, mi gurú; yo supe ser, 
con los años, tu amigo notable. 
Qué extraña paradoja: a quienes conocemos más, 
menos les perdonamos, y después 
de tanto tiempo de acuñar nuestros sueños 
frente al otro, 
se nos hace insoportable 
la visión de las promesas no cumplidas, 
de los ríos potenciales 
secando las piedras 
de sus cauces 
bajo un sol abrasador.

No me malentiendas: 
no dejo de quererte. 
Si te mando «Aislamiento» 
es porque exactamente así 
me siento. 
Profundamente solo. 
Esencialmente 
solo. 
Pero, ¿ves? Una vez más, 
ya me conocés (y demasiado), 
Soy un extremista.

Pedro Aznar


Publicado en Pruebas de fuego , Buenos Aires, Longseller, 2005


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