Estimado Sr. Presidente Kirchner:

Soy la mamá de Omar Chabán y me dicen los amigos de mi hijo que es bueno que yo le escriba a Ud. Pero yo no sé mucho de estas cosas, soy una mujer un poco vieja y no entiendo bien lo que está pasando. Estoy sufriendo mucho por mi hijito y por los hijitos de toda la gente que los perdió, y quisiera todos los días que esto nunca hubiera pasado. Sr. Presidente, perdone si le hablo de esta manera. Yo no soy quién para hablarle, pero quiero decirle que mi hijo no es un ladrón, ni una mala persona, ni todo eso que escucho que dicen en la televisión, yo sé que una madre siempre defiende a sus hijos pero sé que mi hijo nunca le hubiera hecho daño a nadie, a nadie. Esto que pasó, es un accidente, y él también está sufriendo mucho. No quiero que le pase nada a mi hijo, no se lo merece, siempre trabajó mucho, ayudó en todo, por favor, Sr. Presidente, imagínese esa noche negra, todo lo que pasó. ¿Por qué nadie entiende que a él también le duele? Que él y el otro muchacho son los únicos que están ahí, encerrados, pensando y pensando todo el día. Yo sé que él es fuerte, eso me da fuerzas a mí también. Pero le ruego Sr. Presidente, yo sé que Ud. es una persona amable, piense las cosas que dice, mi hijo no se fue con el dinero, tampoco se escapó como dicen, estuvo ahí sacando gente como muchos hasta que ya no pudo hacer más y lo sacó la gente de la Cruz Roja, todo mojado, escupiendo negro y operado de un pie, rengueando. Me contaron mis nietitos que estaban esa noche que no le salían las palabras, que cuando lo encontraron y lo fueron a abrazar, no podía hablar del espanto. Después se fue caminando solo a su casa, no se escapó a ningún lado, Sr. Presidente. Se fue a su casa.

No lo condene así por eso, imagínese, que todo se le venga encima de golpe, con todos esos chicos y esa nube negra. El no quiere que me preocupe, me dice que está bien y que todo va a estar bien, pero no lo veo así, la gente dice tantas cosas feas y malas, que no son verdad. No entiendo por qué la gente dice todas esa cosas, ¿de dónde las sacan?

Yo les pido a todas esas personas que vayan a los Tribunales y lean todo lo que está escrito, que él no se llevó la plata, que se la llevó el grupo que eran los que manejaban la plata y dicen que lo hicieron para pagar todo lo de sus víctimas, pobrecitos, Dios mío.

Sólo quiero pedirle que no lo juzguen antes que la Justicia, ya va a ver que no es malo como Ud. piensa, cuando se entere de todo cómo pasó de verdad, ya va a ver. El no es un asesino, él no tiró el fuego o como se llame eso que usan, él no lo tiró y les dijo que no lo tiraran, estos chiquitos, ¿cómo hicieron eso, no sabían que era peligroso? Pero mi hijo tampoco sabía que eso en el techo tenía veneno, el cianuro, no se hubieran muerto, no se hubieran muerto sin ese veneno, qué triste Sr. Presidente, estoy llorando tanto, tanto.

Perdóneme por hablarle así. Yo ya soy vieja y no quiero morir pensando que no hay Justicia en este mundo. Lo que mi hijo tenga que pagar por esto lo va a pagar y ya lo está pagando. Pero él no tiene la culpa de todo lo que dicen. ¿Por qué la gente habla sin saber? No ven que sólo hacen daño, en medio de tanto dolor. Hay que tratar de entender qué pasó, para que esto no pase más. Dios mío, que no pase nunca más.
Como quisiera poder decirle todo esto personalmente pero mis piernas no me lo permiten. Sé que tiene los medios y el corazón para indagar qué clase de familia somos. Ninguno de nosotros le hemos robado nunca nada a nadie y trabajamos toda nuestra vida en este país de donde mi hijo jamás se fue ni tampoco se quiere ir, nunca.

Sr. Presidente, espero que Ud. no se enoje conmigo, yo sólo quiero que sepa la verdad, la verdad.

Gracias por escucharme.

Angélica de Chabán

Publicada en el diario La Nación de Buenos Aires el 20 de mayo de 2005