«Resulta mucho más sencillo desactivar un átomo que un preconcepto». Albert Einstein


Me dirijo a usted con la finalidad de dar respuesta a su editorial publicada en Olé. Primero quiero decirle que de usted tenía el mayor de mis conceptos porque lo consideraba una de las plumas más lúcidas de la actualidad del periodismo deportivo. Pero sus comentarios primero me ocasionaron sorpresa y luego desagrado por la liviandad con que se dicen y se tratan algunas cosas. Usted no podrá negarme que hoy los periodistas cuentan con una libertad de expresión condicionada en muchos casos a líneas de pensamiento que bajan desde la Dirección hacia abajo. A menudo los periodsitas, en muchos ámbitos, deben seguir esa línea de pensamiento y quienes no se alinean son literalmente borrados de los medios a los que contradicen. Eso trae como consecuencia la pérdida absoluta de la credibilidad. Nietzsche decía: «Los críticos son como los insectos, les interesa nuestra sangre, no nuestro dolor». Por suerte hace 19 años que trabajo en fútbol profesional y ni siquiera tengo un empresario que me represente. Y todos los trabajos que tuve a lo largo de estos 19 años fue porque me llamaron por teléfono a mi casa y me ofrecieron trabajo, que gracias a Dios fueron muchos. Nunca necesité invitar a un periodista a cenar ni tener que hacer presente alguno para verme favorecido por alguna promoción para llegar a un puesto de trabajo. Por eso tengo la tranquilidad de poder mirar a todos a los ojos sin tener ningún muerto en el placard, con la firme convicción de poder irme de este medio del mismo modo en que llegué: en silencio y silbando bajito. Y los errores que pude haber cometido son profesionales.
Del mismo modo que no tengo compromisos con nadie, le aclaro que me costó mucho llegar a dirigir Primera y conquistar lo poco que conquisté. Por eso, cuando usted cuestiona la Copa Sudamericana, me parece una falta de respeto. Primero, a un montón de personas que hicieron lo humanamente imposible por conquistar algo (desde el lugar en que se conquistó, a veces raya con las utopías). Por eso quiero recordarle que para llegar a la conquista de esa Copa, eliminamos a San Lorenzo, campeón argentino, 1-1 y 3-0; Goias, con triunfo en Brasil 3-2 y 1-1; a Chivas de Guadalajara, 3-1 en México (único equipo argentino que logró un triunfo en esa cancha) y 1-1; eliminamos por penales a River en su cancha luego de dos 0-0 y ganamos en el Estadio Azteca 3-2 y derrota 2-1 en Argentina. Cuando usted dice que lo conseguimos en «UNA TEMPORADA DE ARBITRAJES GENEROSOS», lo invito a ver todos los partidos conmigo, para que me diga en qué lugar nos favorecieron los árbitros. Ya sé: me va a decir en el 2-2 en México, donde hay mano de Calderón, pero quedarse detenido en ello es para mí una SIMPLIFICACION ABSURDA. Cuando usted dice que ese Arsenal recibió una ayudita digna del Guinness, con la modificación en el entretiempo del reglamento, le comento dos cosas: 1) antes del partido, tenía claro cuál era el modo de definición de la final; y 2) al final del primer tiempo, el resultado era 1-1. ¿Le parece que era un resultado contundente para asegurar la conquista de Arsenal? Y le recuerdo que a siete minutos del final, el campeón era América. Ahora, la corajeada de un equipo chico se ve desvanecida por un árbitro. ¿En qué lo ayudó Ruiz a Andrizzi? Pero seguro cuesta reconocer que un equipo como América de U$S 33 millones, con uno de los multimedios más poderosos de América, pueda ser derrotado por uno de U$S 3 millones: raya la hazaña.

Lo invito también a que veamos los 19 partidos del torneo Clausura para ver si hay más beneficio que perjuicios para Arsenal. Ahora, yo digo: ¿cómo entonces pudo hacer Arsenal dos campañas de 46 puntos y tener que pelear por evitar la Promoción? Si fuese así de sencillo, para qué debe contratar Arsenal jugadores y cuerpos técnicos, si total en los momentos de necesidades los árbitros solucionan los problemas? Ahora, yo me pregunto: ¿cómo entonces un equipo como Arsenal juega la Copa Sudamericana este año? Fue por haber estado entre los cinco mejores equipos de la Argentina, y equipos grandes con inversiones millonarias no pudieron estar entre los siete mejores del país para poder clasificarse a dicha Copa. Pero como decía Fito Paez: «No es bueno hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto». Como ustedes, los
periodistas, son formadores de opinión, uno desea que tengan cuidado con la información que manejan y del modo que la manejan. Por eso le pido que si tiene una diferencia con alguien, que tenga la honestidad de manifestarla en el ámbito que corresponda y ante quien corresponda, y no deslizar sus diferencias con gente, honesta como usted, que se sacrifica y pelea todos los días por tratar de conquistar un futuro. José Narosky escribió un aforismo muy válido, que creo que le sienta muy bien a esta situación. El decía: «Vivimos en un país que condena por apariencias y absuelve por pruebas». Nosotros ya estamos condenados por las apariencias o por los prejuicios. Lamentablemente, la absolución por pruebas nunca nos llegará. Atte.

Gustavo Julio Alfaro (Respuesta al Francotirador de Walter Vargas del 18/9).

Publicado en diario Olé, el 20 de septiembre de 2011