¿Como vamos?. leer tu carta del 6 y la del 13 es como si las hubieran escrito dos personas distintas.
No se si las tienes pero en al primera dices «mi nariz es una canilla, tengo bastante tos» y… la segunda «en realidad no tengo tos» y hablas de tu método de curación que en cierto sentido coincide con el método de la visualización de que me hablara la especialista en manos y que está muy bien descrito en el libro que me aconsejara leer «El laboratorio del ama de Stella Maris Maruso.
Tal su consejo lo compré y lo estoy leyendo y habla de curaciones extraordinarias en gente que prácticamente estaba con enfermedades terminales.
Iba a entrar en Google buscando donde tiene su «reducto» en tu ciudad pero aún no lo he hecho.
En varios de tus conceptos hablas con cierta arrogancia, como cuando dices que «que la tos desaparecerá al cabo de veinte días bajo una sombrilla sobre las arenas de Ipanema».
Dices, además, que no crees en medicinas alternativas- nosotros tampoco creemos pero ante el dolor y la enfermedad recurres hasta a los «brujos»; no obstante ello las veces que tuvimos relación con acupunturistas no fueron improvisados, que los hay por cierto, sino con mi mamá era su médico cardiólogo, quien hacia años la atendía y con Néstor fue su médica neumonóloga. Los resultados fueron buenos en ambos casos, mejor en mi mamá.

Es muy lindo lo que dices de como funciona tu organismo, creo que todo depende de como una va encarando la llegada de los años, si te quedas sin compartir, sin agilizar tu mente, sin caminar estás sonado. De los dos Néstor fue el más complicado por sus crisis respiratorias pero jamás dejó de participar, leer, compartir, escribir, hacer las compras,
Cuando aparecía uno de sus desajustes, enseguida actuaba llamando a su médico, a su enfermero, a la ambulancia y lograba salir de ellas casi invicto.
Es bueno eso de que caminas- en esto de caminar casi puedo asegurarte de que te gano. ¿sabías que las cuadras de Tandil tienen la medida real de ella- 129.90? ¿o es 129 solo? Ya me estoy olvidando.

Respecto a uno de mis últimas charlas quiero aclararte que el otro día inconscientemente erré en algo. Te puse que el esposo de mi alumnita escribiría el libro en el aeropuerto de Estambul, nada que ver allí escribiría su propio libro – que no alcanzó a decirme de que trataría, el de la esposa que yo prolongara me lo trajo para que viera como había quedado éste y además los títulos de cada capítulo. Aún no he tenido noticias de ellos. Cuando él llegó estaban mis nietos y llegó también una de mis amigas. Todos hablábamos a la vez y se me hizo tal lío que entendí todo mal.
El prólogo quedó re-bueno me costaba reconocer que partía de lo que le fui diciendo y él grabando.

He terminado de leer «El libro de los abrazos» (no de los aplausos como te puse en una carta) ¿creerás que cuando lo fui a comprar lo pedí así y las chica de la librería me dijeron ¿qué estas diciendo? Es realmente extraordinario y como para tenerlo de cabecera. me gustó muchísimo.
Hasta la próxima con cariño