Abril 1988
Queridos papa y padrino:
Después de haber probado en vano de
expresar nuestras condolencias por teléfono, quiero hacerles llegar
nuestro respetuoso pésame por la desaparición de la querida tía María.
¡Cuántos recuerdos! Puedan encontrar consuelo en la promesa que nos da
la fé que todos un día estaremos reunidos en la presencia de Dios, donde
la muerte no existe.
Uniéndonos a vuestro dolor y plegarias para papá y padrino todo nuestro cariño y sentido consuelo
Con afecto infinito de
Ernesto, Franca, Danny, Steven y Adrian



