Manuel:

Creí que no me iban a dejar sola y te escribí eso siquiera. He estado el día en cama, pero por achaques que no valen la pena. Estoy sumamente preocupada porque creía tener dos palabras tuyas el lunes. Carta mía debió llegarte el domingo. ¿No fue así? Dos líneas creí que me vinieron el mismo día. Espero saber de ti mañana.
Dime en cada carta cómo sigues. la última tuya es muy contradictoria. “Estoy bien, un poco nervioso, nada más”. Y luego: “Cierta inquietud, cierto malestar del ánimo, no del cuerpo”.
Saco en limpio que mi carta del sábado te hizo daño. No me lo niegues. Me hallas razón, pero te hizo daño. Te aseguro que te la escribí con mucha ternura, aun en medio del reproche.

Tu Lucila

Publicada en Gabriela Mistral, Cartas de amor y desamor, Santiago de Chile, editorial Andrés Bello, 1999.Selección y recopilación de Sergio Fernández Larraín.


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *