Lunes diecinueve.
Querida Estela:
Una vasta gratitud por tu carta. A lo largo de las tardes el cuento del lugar que esto dos los otros avanza, pero no se acerca a su fin, porque se subdivide como la pista de la tortuga. (Alguna noche hablamos de eso, ya que es uno de mis dos o tres temas.) Me agradaría mucho que me ayudaras para algún detalle preciso, que es indispensable y que no descubro. Catorce páginas he agotado ya con mi letra de enano. No sé qué le ocurre a Buenos Aires. No hace otra cosa que aludirte, infinitamente. Corrientes, Lavalle, San Telmo, la entrada del subterráneo (donde espero esperarte una tarde; donde, lo diré con más timidez, espero esperar esperarte) te recuerdan con dedicación especial. En Contrapunto, Sábato ha publicado un artículo muy generoso y lúcido sobre el cuento La muerte y la brújula, que alguna vez te agradó. Se titula La geometrización de la novela. Sospecho que no tiene razón. ¿Qué escribes, qué planeas, Estela? Tuyo, con impaciencia y afecto, Georgie.