¿Sabés? cuando una se va lejos se llena de hermosos sentimientos. Todos te quieren, se te acercan y te regalan apoyo; y una extraña, dulce amistad fluye tan sin trabas que a veces parece artificial.
Sentís un poco que sos el «bicho raro» del grupo, y te divertís pensando lo hermosos que van a ser los días que caigas de visita.
Pero cuando estás a 400 km de distancia y las tardes se suceden unas a otras sin más novedad que los problemas familiares, y el trabajo de tu papá, y el humor de tu mamá, y necesitás a tus amigas que no están, te ponés a llorar.
Te ponés histérica deseando que haya alguien a tu lado. Alguien que se interese de verdad por tus problemas y te mime. Alguien que viva tu misma edad a flor de piel, y para olvidar que crece tan rápido como vos se ponga sus bermudas, y te acompañe a andar en bicicleta y a hacer tonterías. Alguien que sepa ser madura cuando llorás y llore a tu lado.
… ¿Sabés? de pronto aprendí a querer realmente a mis amigas; le tomé cariño a Ramos, al Altillo, a mi cuarto naranja, y a mis dieciséis años, que se terminaron allá..
Ahora ya soy una nena grande y tengo obligaciones. Tengo que darme a gente nueva; tengo que apoyarme en mí misma y seguir sonriendo por los seres que quiero. Porque ¿sabés? cuando una se va lejos…
Magi
23/1/75-