18 de Septiembre de 1984
Queridísimo hijo:
Hoy cumples 27 años, es la feliz fecha de tu nacimiento y te extrañamos más que nunca, me hice fuerte y traté de no derramar ni una lágrima por tu ausencia, preparé una torta de las que yo acostumbro hacer, tipo cumpleaños, y comomimos un trozo, papá, la nena y yo. En nuestra mente estabas continuamente. La nena cuando vió la torta en la heladera me miró como diciéndome que estoy loca que vivo obsesionada, en cambio a mi me pareció muy natural, yo siento que estás vivo, que en algún lugar estás y que el día menos esperado volverás o tendré alguna noticia directa tuya. Ese es el ruego de mis oraciones todos los días, con cada día que comienza espero el milagro y aunque no me creo muy merecedora, tengo fé que el milagro se va a producir. Mientras tanto estoy en la lucha junto a toda la gran legión de madres, padres y hermanos. Seguramente y dónde te encuentres llegará a tus oídos todo lo que aquí pasa. Nuevamente vuelvo a repetirme cómo han podido pasar 7 interminables años, ibas a cumplir los 20 años cuando esos malditos se apoderaron de vos, como de tantos miles de personas. Desde entonces lo más importante en mi vida fué luchar por averiguar, por saber que cosa nueva podía hacer, a que personas ver y como realizar acciones en conjunto