Bs. As, julio 24 de 1999
Mi muy querida Franca: 
en una tarde de sol tibio y bastante fría de este largo invierno, deseo responder a tu saludo de cumpleaños que me llegó justo el día del Amigo.
Afecto redoblado en un mismo día, que agradezco sinceramente por todo lo que significa en mi vida.
Muy agradecida por tu tarjeta que llegó a mis manos sin problemas, ya que el correo anda bien.
Este mes ha sido muy frío por aquí, bastante lluvioso y a pesar del solcito que hoy reluce, da ganas de quedarse en casa. Quizas lo sienta así pues lo he palpado muy de cerca este año, al estar saliendo dos veces por semana desde marzo por el curso de computación que terminé el 16 de julio, justo para mi cumple. Gracias  Dios pude asistir plenamente durante los cuatro meses que duró el aprendizaje. La experiencia que tuve con mis compañeros de curso y con los de viaje, en el colectivo especial con rampa elevadiza que venía a buscarme, fue maravillosa. Recuerdo con afecto nuestras conversaciones, pues tuve oportunidad de compartirme con personas sanas físicamente, otras con deficiencias mentales y también con discapacitados motrices como yo, existiendo una buena integración. Aprender a manejar una PC me resultó facinante, aprobé Word, Excel y Acces. Ahora sólo me queda esperar tener a «Milagritos», así se llamará mi PC. Quiero hacer algunos trámites para tenerla, pues aquí su valor aún es caro. Ya se la pedí a Dios, seguro ya está en camino. El siempre permanece conmigo y me responde.
Luego de las vacaciones de invierno empezaré a estudiar un Taller Literario para profundizar mis conocimientos sobre los modos de escribir. Mis amigas de aquí quieren que escriba un libro y aunque paresca una idea exagerada no cuesta nada soñar en proyectos hermosos.
Me gustaría mucho saber de qué eres abuela. Esperábamos una niña ¿verdad? ¿qué fue? Bueno, ya me despido con un hasta pronto. Dale mi cariñoso saludo a Ernest, a tus hijos y nueras y para tí, un fuerte abrazo y besos de esta amiga que mucho te quiere y recuerda.
María del Carmen