Buenos Aires, enero 19 de 2001
Mi muy querida Franca:
Con profunda alegría recibí tu carta y foto de la bella Isabel. Gracias una vez más por todo el afecto que constantemente me brindas y siempre llega en un momento muy especial para mi. Reencontrarme con tus líneas me hace sentir el calor de la amistad a través de tanta distancia. El esfuerzo que pones al expresarte de esa forma tan sencilla, me abre tu corazón, que siento palpitar en cada una de las cosas que me cuentas como si las viera. Creo que vamos bastante unida en lo literario. Además, aprovecho para decirte que puedes leer por Internet mis «crónicas desenfrenadas» en: http://www.humanizar.com.ar
De mi parte, te diré que nuevamente la vida me sorprende llevándome a otro de mis seres queridos, mi hermano que vivía en Pergamino. Luego de un proceso muy duro de diabetes, ceguedad, amputación y depresión por tanto sufrimiento, falleció el 10 de diciembre. Ya está junto a Nuestro Padre y seguramente descansará en paz. No lloro ni estoy triste porque era lo mejor para él después de tanto dolor. Pero siento la nostalgia de sentir que poco a poco se va mi familia de sangre, ahora sólo me quedan dos hermanos, Dios los bendiga. Mas, también Dios me da una familia hermosa, como la de mis hermanos del alma que no se acaba nunca.
Todo el mes de enero y parte de febrero estaré sin ir a trabajar en CEHPAS, donde hacemos la revista y por el momento, también no tendremos actividad en la Fundación Esmeralda por las vacaciones de los integrantes del equipo. Por eso, aprovecho el tiempo para hacer otras cosas que tenía atrasadas y trataré de disfrutar el verano que tanto me gusta. Por aquí hubo unos días muy calurosos con sensación térmica de hasta 46 grados. Pero, luego vinieron fuertes vientos y lluvia que cambió la temperatura, aunque causó bastante daño en viviendas precarias de barrios humildes. Quizás Dios necesita que cambien de vida y que los que le rodeamos sepamos ser más solidarios. Él sabe cómo mover los corazones. 
Mi alma se siente en paz y goza de la presencia del Padre que a través de su Hijo me acompaña en todo momento, permitiendo que renazca en cada día con el don maravilloso de la fe que me ha regalado.
Desde ayer, tengo la enorme alegría de tener mi correo electrónico. Aún estoy en la etapa de aprendizaje pero acabo de enviarte mi primer e-mail con la dirección a la cual te puedes comunicar directamente conmigo: maricarmen@sion.com Esta carta la enviaré por correo común para ver quien llega primero.
Sin más, me despido con un fuerte abrazo para Ernest y un cariño grande para tus hijos y familia. A vos te abrazo en mi corazón con renovado afecto, tu amiga que no te olvida.
María del Carmen 
PD: te adjunto copia de la última “crónica” que escribí en la revista y la estampa del Divino Niño que me envió un sacerdote desde Venezuela. Hasta pronto.