Marzo 12 – 1959
Elba:
Acaso tu experiencia anterior -3 cartas y «Cuerpos y almas»- te haya impulsado a creer que nosotros nunca llegaríamos a constituir algo importante y duradero. Naturalmente, un anhelo tronchado o cualquier clase de frustración tienden a convertir a uno en un individuo escéptico.
No obstante, interviniendo yo las cosas salen de otra manera… Me sé por sobre todo desligado de coberturas frívolas, de interacciones pasatistas, «de terceras posiciones.» No sé si me explico. Quiero decir que no soy un tipo atravesado, laberíntico y oscuro (como tú creíste una vez), sino que me gusta brindarme llanamente cuando intento ganarme una relación. Esto apareja graves disgustos, aunque parezca mentira, pero en mí resulta imposible un remedio por cuanto SOY ASI.
La vida me demuestra que de esta manera se obtiene el acercamiento de un mínimo de personas, pero que ellas perduran en uno y con uno, ya que ulteriormente no sobreviene ningún tipo de decepción. De ahí que sea tan poco romántico. Es decir, que todo el asco lo produzco de entrada. Después no hay más.
Sabiéndome así – y aunque parezca pedantería- estimaba que lo nuestro no iba a quedar reducido a unas cuantas carillas «Los seres queridos», si no que podría durar, que podría convertirse en un alimento que juntos saborearíamos y digeriríamos con bastante placer.
Digo «alimento» porque se come para vivir. Pretendo que se tiene una amistad también para vivir.
Estoy pasando unos días muy malos. Pesqué una bronquitis que primero me dejó sin voz y ahora se me localizó en el pecho, no queriendo ceder. Me vió el médico que atiende a mi padre y me recetó terramicina.
El viernes de la semana pasada fuí a ver «cinerama»:
No sé si estarás enterada de lo que es ésto. Es un proceso de cine técnicamente tan extraordinario que, en realidad, no podría menos que dedicarle un párrafo.
Uno tiene tal sensación de participar de la escena que a veces es imposible sustraerse al vértigo, a la emoción o a la alegría, según los temas que se proyecten.
Se comparte la acción, esa es la verdad.
La pantalla tiene unos 30 metros de largo por más de 20 de alto. La película se ve tan claramente que no hay dificultad en ir a primera fila. Se da con tres cámaras al mismo tiempo. Visto de arriba, sería así:
(Gráfico)
Las películas son cortometrajes de formidable belleza. Por ejemplo: un paseo por Venecia, el Gran Cañón del Colorado, las Cataratas del Niágara, el primer acto de «Aida» (en la Scala de Milán), etc.
Es un espectáculo deslumbrante. (Claro que la platea cuesta $65,-.)
En tu carta no mencionas qué tienes resuelto sobre el planeado viaje a la Capital.
Gracias por tu crítica acerca de «Intimidad de la serpiente.» Al jefe de redacción de «Vea y lea» le gustó mucho más el que se publicará pronto («El callejón de las izquierdas al hígado»). Yo también creo que es mejor. Publiqué en «Estampa»: «Mundo ajeno.»
Te agrego «Buenos Aires, siempre y nunca»
Espero tu opinión (y la de tus satélites)
Respecto de tu amiga (la que está al borde de la separación) no quiero opinar porque si te digo que yo creo que en el amor a cada uno le va como merece que le vaya, acaso te «hieles.»
Elba, no quiero cansarte porque pretendo que te embarques en el cuento no muy saturada de mí.
En la próxima te contaré sobre un amigo de la infancia que el viernes (mientras yo veía «cinerama») se suicidó abriéndose las venas. ¿Motivo? ¡Por amor! (¿No que es prácticamente imposible prescindir de una ironía?) ¡En plena era de la fisión nuclear…!
Hasta pronto y saluda a tus familiares y amigos.
Norberto