Abril 14 – 1959
Elba:
Urgente! Hace diez minutos que he recibido tu carta y ya me parece que estoy demorando mucho en responderte.
Tú me pides que no hablemos más de todo ésto. ¿Cómo no hacerlo si hacen a la esencia de nuestra relación?
Disimula tu disgusto y acepta estas explicaciones.
UNO: El «raro presente.»
Mucho lamento pero tu repisa se quedará sin él. Y para decirte la verdad, me causó gracia el haberlo recibido, pero no me reí porque no creía que, conforme a tu estado anímico aquí en Buenos Aires y a la seriedad con que te oponías al jueguito del señor Dhero, tal envio obedeciera a una broma de tu parte. Perdóname si no fuí todo lo psicólogo que hubiera sido menester.
DOS: El «complejo de irresponsabilidad»
¿Que yo quiero poner punto final a todo ésto nuestro? ¿Pero de dónde sacaste esta…..?
(En la línea de punto se podría poner cualquier grosería.) Pienso que es la misma responsabilidad la que me crea estos complejos de irresponsable -vanidad aparte. Y que ellos aparecen tan solo cuando importa mucho la persona a quien uno frecuenta. Tales complejos no se sienten con cualquiera, ¿no lo crees?
Te repito que por mi parte seremos amigos hasta tanto concretemos el viaje a la China. Una vez allá… veremos qué pasa con las chinas.
TRES: La «amistad razonada»
Entiendo por amistad razonada a la amistad que no se deja ganar por la pasión, a la amistad «responsable»; conciencia de los derechos que adjudica y de las obligaciones que entraña, a la amistad que conoce los fines que persigue.
Acaso este concepto sea temperamental, pero personalmente no admito embarcar a mi inteligencia en una aventura en la que ella no sea la capitana. Y me disgustan los «motines a bordo.» (Y los tuve, claro, y ahora me avergüenzo de ellos.)
Tú dices: «Yo no puedo sentirme amiga de nadie por el razonamiento solamente; lo soy por el afecto, por la comprensión…» Y más abajo: «… Y muy en pequeña parte por la inteligente.»
¿No crees que hay un contrasentido?
Aceptas la comprensión y casi niegas la inteligencia. ¡Hum…!
CUATRO (y último, ¿viste?): El humor.
Tal vez vuelva a pecar de vanidoso o engreído. Me arriesgo. Sinceramente pienso que en 100 personas no debe haber 5 que tengan tan agudo sentido del humor como yo ¿Te ríes? Eso ya empieza a darme la razón.
Me baso en experiencias cotidianas.
Yo soy uno de los pocos tipos que conozco que nunca está de malhumor. Me gusta mucho reirme y hacer reir.
(Será por eso que no puedo hacerlo muy a menudo.) Y sé aceptar bromas, lo que es algo muy difícil de conseguir. Por lo tanto no acepto eso de que «tú tienes sentido del humor cuando no te toque directamente a tí» Porque para que yo festeje una broma, primero debo enterarme que se trata de una broma. (Ver UNO.)
Quizá tú estes pensando: -Este muchacho es un idiota…
Pero eso yo no lo puedo remediar.
CINE
Vi «Mesas separadas» (Deborah Kerr, Bust Lancaster, David Niver, Rita Hayworth.)
Es teatro filmado -autor Terence Rattigan, nada menos-, pero muy bueno. El cine norteamericano se reivindica cuando no se hace el norteamericano. Porque Hollywood tiene valores, eso es indudable. Aunque parezca extraño hay productores que además de mucho dinero tienen talento artístico. Y autores. Estados Unidos es un vanguardista de la literatura moderna.
La película es digna de verse. David Niver ganó el «Oscar» por esta película, pero bien se lo podía haber ganado cualquiera de los otros actores. Deborah Kerr me sigue pareciendo el rostro número uno de la pantalla.
Vi «Zafra.» Una película inquieta, que trae a Corrientes y Esmeralda un problema de la Quebrada de Humahuaca. Ese es su gran mérito. Por lo demás… no pasa nada. Lucas Demare es un jornalero honrado. El argumento (Sixto Pondal Ríos) es terriblemente malo. Los actores están más o menos bien, salvo Atahualpa Yupanqui, que como actor es un gran guitarrista.
Es en cinemascope y colores. Los colores parecen puestos en papel secante.
Estamos en huelga. Ni hoy ni mañana habrá actividad bancaria. Y me dejarán cesante si el jueves no concurro a trabajar (segun amenazas de ese títere de Blejer que ayer, por radio y TV, habló de sacrificios, austeridad, producción y economías, y se olvidó mencionar el aumento de 40% de oficiales y 30% de suboficiales de las fuerzas armadas y la compra de casi 50 aviones de combate y proyectiles teledirigidos para nuestra marina.)
¡Como para creer en estos farsantes!
Con todo, espero que no me echen porque el gremio está bastante unido e imposibilitará tantas cesantías. Ojalá no cunda el pánico ni aflore ese miedo que permanece latente en el espíritu de quienes están dispuestos a perder la dignidad antes que el puesto.
Esta mañana tuvimos una reunión secreta. (El gremio fue intervenido, por lo tanto operamos en la «clandestinidad».) No se resolvió nada. Mañana iré otra vez.
Me escribió el señor Dhero -tema fútbol- y en su carta me dice que leyó «Demasiada civilización», pero quedo en comentármelo para una próxima vez.
Yo le volveré a escribir en cuanto vea algun partido importante.
El juicio que la pieza le mereció a mi padre -textual- es el siguiente: «Esta obra no debe ser leída ni presenciada por personas dignas y amantes de la buena educación y cultura. Es un mal ejemplo, corrompido y asqueroso, que no debe llegar nunca a hogares honestos. Toda la obra se desarrolla en un ambiente viciado y repugnante. Debería titularse «La naranja podrida.».
Aún no leí tu recorte sobre China. Es lo que haré ahora.
Será entonces hasta la próxima (que no será la última, porque estaría mal que los padres maten a un hijo tan grande, tan o más fuerte que ellos).
¿Sabes a qué hijo me refiero? Yo no lo he olvidado, pese a que bajo «el poncho» creas que últimamente pretendí estrangularlo. Calumnias que uno escucha por allí. En fin… hasta podría creer que en el rubro «Negativo» de tu balance del viaje, entre el portero del hotel y la cucaracha deberías incluirme a mí.
Cordialmente
Norberto