Mayo 22 – 1959
Elba: Hoy ha sido un día de mucha acción. Sabrás por los diarios que los bancarios estuvimos cinco horas en el centro resistiendo a la policía y manifestando nuestro repudio a la política económica del gobierno y a la hostil actitud de Blejes.
Demás está decir que lloramos a mares a raíz del profuso gaseamiento que efectuó la policía. Y muchos fueron mojados por el  ya tristemente conocido “neptuno”, camión que lanza agua coloreada a más de 150 metros.
Hubieron corridas, hostilidad, pedreas, gritos incitando a una heroicidad no del todo práctica. Hubieron muchos heridos y muchos detenidos. Tres personas murieron accidentalmente al desprenderse la baranda de un balcón del quinto piso de la Dirección Impositiva – Avda de Mayo 1302 – al que se había asomado empleado de esa repartición.
En suma, fué una elocuente demostración de descontento. Creo que la huelga no está perdida ni mucho menos.
Creo que no interpreté bien el significado que le diste a la palabra “trastada”. Es decir, yo pensé que tu hermano “engañaba” a las chicas, o mejor: que las “seducía”.
Pensé que “se aprovechaba de ellas” y que luego las dejaba… Esa era la “trastada” que creí que cometía, y de ahí que dijera yo lo que dije.
Acaso no haga falta aclarar – puesto que tú conoces mi opinión al respecto- que no creo en “el engaño” ni en “la seducción”, tal como suelen hacérselos aparecer. No creo en la deshonra sexual de la mujer.
Por ejemplo: Juan y María se aman. Una noche paseando por el bosque… zás! SUCEDE.. Al otro día María, arrepentida (¡que estúpida!) le dice a la madre que Juan la sedujo (?) Entonces el padre de María, armado de ametralladora va a vérselo a Juan y le dice: “Usted deshonró a mi hija”. Entonces Juan hace esta reflexión: “Que raro! Me consta que ella estaba encantadísima. Por otra parte, en el último de la cosa, nos hemos deshonrado mutuamente.
¿Considera que hubo “trastada”?¿Me explico por qué decía que las “trastadas” son recíprocas?
Entiendo que mi condición de individuo varón me libra del pesado acarreo de los prejuicios que a muchas de ustedes, las mujeres, les engrilla los pensamientos, les complica tontamente la vida. 
Naturalmente, ya evolucionaremos en esto también, y algún día pensaremos como hoy piensan en paises mejor civilizados.
Por ahora, aceptemos resignadamente a los padres corriendo detrás de “seductores” y a las inocentes muchachas caídas en un momento de debilidad en el abyecto infierno del pecado.
Aclarada la acepción que inventé de la palabra “trastada” (que está nomás en el diccionario), espero ahora tu opinión.
Ahora que recuerdo… no vayas a hablar nada de ésto con Imelda… Ella pensará que yo soy la encarnación del espíritu del mal o el sobrino de Nietzsche… No vaya a ser que tome los hábitos…
Tus apreciaciones relativas a mis defectos son muy atinadas. Dices que vacilo ante ciertas responsabilidades. Exacto. Dices que me cuesta definirme. Casi exacto. Me cuesta definirme generalmente en imprevistos, pero creo que en muchas posiciones fundamentales estoy plenamente ubicado. No tengo la menor duda acerca de muchos conceptos que regirán mi vida.
En cuanto a mi intelectualidad… acaso lee como tú dices. Yo no lo aprecio porque tendría que estar fuera de mí, en un sitio desde el que resultara posible “verme” pensar.
No es extraño, como dices que a muchos amigos los haya alejado esta especie de frialdad exteriorizo. Y es lamentable, sin duda, pero forma parte de mí.
Los defectos son una de las partes más importantes del yo. Y son invisibles. Generalmente el dueño de ella no cree que existan.
¡Me pides que hable de tus defectos – sin escapatoria – y exactamente cuatro párrafos antes dices que yo no podré hacerlo porque no crees en su descubrimiento a través de una relación epistolar!
En rigor no los hay, salvo esa proclividad a dejarse ganar emocionalmente que tienen todas las mujeres (casi todas lloran viendo una película dramática) y que, por supuesto, tú también tienes.
Como amigo tuyo, que me considero, te preferiría un tanto más “intelectual” Femenina y sentimental como eres pero… ¿como explicarlo? (Cómo salgo de ésta?), un poco más liberada del jugo emocional.
Tú me reprochaste hace poco que yo contribuyera a confundirte con palabras que soslayaban lo romántico. ¿me equivoco?
Y bien… Confieso que cometí el error de emplearlas no conociéndote como hoy te conozco, aún cuando me interesaba y me interesa – por que lo dije – trabar una relación sentimental, sentida y honda como la hemos conseguido. No quería que nos escribiéramos con la fría superficialidad de quienes se cartean por obligación, habiendo vislumbrado en tí el aliento de una afinidad que estaba lejos de desechar.
Sabes lo mucho que significas para mí… Significas Mi Amiga, por lo tanto es imposible que tengas defectos.
Esta cuestión del enigma de la sinceridad me hace crecer la barba.
Probemos otra vez:
Mamá se ha hecho la idea de que Juan es un muchacho bueno, trabajador, inteligente, honesto, sencillo… etc. etc. – Juan no es todo lo que ella cree – Juan sabe que ella cree eso (porque Mamá es sincera y se lo ha dicho) – Entonces Juan teme por ella. ¡YA ESTA! – Juan teme por su sinceridad (porque si Mamá no fuera sincera, Juan no temería por las cosas que ella dice que cree).
(Leer el párrafo precedente en ayunas – nunca después de las comidas.)
He escrito al señor Dhero (Jamás soñé meterme a cronista deportivo.)
Antes de prometer nada relativo a mis posibles enamoramientos, creo que es de buena ley que tú expliques cuáles son tus objetivos, qué te propones con ésto, ya que no sé qué cosa constructiva puede obtenerse de la confesión de un tipo que por la naturaleza de su sentimiento muy poco de sensato y sobrio puede decir.
Me pides una radiografía psicológica… Soy capaz de imaginarla ya mismo… Me pides que te confíe mis reacciones… ¿Esperarás que me suba a un árbol?
Vamos, díme que te traes debajo del poncho (como dicen por allí, “en el campo”). Y, ojo!, que todavía no he prometido nada.
Te felicito por tus progresos en el dibujo. Pero me permites que con mi cara más horrible te haga un reproche? Aquí va: te reprocho no creer en tus dibujos.
Artículo primero en cualquier manifestación de arte: CREER en lo que uno CREA.
Si te avergüenzas de tus dibujos o te burlas de ellos, es como si te burlaras o avergonzaras de un hijo tuyo. Y tú sabes bien que a las madres, sus hijos nunca le inspiran vergüenza (aun cuando sean realmente feos).
Te incluyo un boletín de la huelga y un recorte del diario “La Razón”, volcado recientemente a la causa anti-oficialista. El párrafo titulado “La situación merece ser leída para entender cuáles son los requerimientos por los que el gremio bancario está en la calle.
Estimada Elba… son casi las 3 de la madrugada. Tengo que levantarme a las 8 y media.
Hasta la próxima.
Norberto