Mayo 31 – 1959
Elba:
Antes que nada quiero hacerte llegar mi fervoroso deseo de que tu padre se encuentre ya repuesto de su seria dolencia. 
Ojalá los médicos hayan encausado ya el proceso de su recuperación, la que pasado el primer susto, insumirá ahora algún tiempo. Naturalmente, todas las preocupaciones de la familia deberán concentrarse en adelante en tratar de que tu padre acate directivas del médico. 
Y ojalá ustedes acierten con la fórmula.
Imagino, asimismo, el trance que han padecido. Lo imagino por experiencia. Desgraciadamente sé lo que es vivir la angustia de momentos similares a los que tú y quienes asisten a tu padre, han vivido.
Pero a nosotros – y te incluyo – no nos arredra enfrentar situaciones en las que nuestra inteligencia seguramente ya nos había previsto. Apelemos entonces a nuestras reservas de confianza en todo aquello de que seamos capaces y brindémoselas a nuestros padres, sin duda en ambos casos merecedores receptarios de nuestro desvelo.
Cuéntame en la próxima cómo evoluciona su enfermedad.
Agradezco tu opinión respecto de “El lobo se acuesta temprano”. Lo había escrito hace alrededor de seis meses. Lo llevé a la editorial Abril y allí les pareció que era de mal gusto. (Es notable la importancia que le atribuyen a la estética exterior del cuento, a todo aquello que en lenguaje de comadres constituye “el qué dirán”.)
Luego de un rechazo lo llevé a “Estampa”, junto con “Estos padres…!”, una crítica bastante seria – eso creo – de los padres modernos.
En “Idílico” está por aparecer “Otoño infinito”, y pronto “Pastoral”, que es mi último trabajo. En “Vea y lea”, creo que en el próximo, aparecerá “Operación tío”. También me han aceptado “Tango hermano”, que escribí con mucho entusiasmo porque el tema me inspiró como pocas veces.
En “Damas y damitas” tengo dos cuentos; en “Destinos” han fotografiado ya mi cine-novela y por intermedio de la gente de “Damas y damitas” me dan solicitado que escriba el guión de otra, cuyo argumento fué aceptado.
Actualmente escribo un cuento largo, serio, uno de los no-comerciales, uno de esos cuentos “casi-impublicables” (dada la mentalidad de nuestros editores), que titulé provisoriamente “No es tiempo para poetas”. Quizá lo termine para la semana que viene. Se me ocurre que pueda ir en “Claudia.”
Y ese es, sintetizado, el panorama de mi actividad literaria.
Cabe agregar ésto: como lector tengo la satisfacción de estar gustando una obra magnífica, un libro que te recomiendo si quieres divertirte mucho y aprender también mucho. Se llama “El buen soldado Schweik” y su autor es Haroslev Hasek (?).
Me dijeron que el libro es muy difícil de conseguir. A mí me lo prestaron y me hicieron por su cuidado infinidad de recomendaciones. Por tal motivo suspendí la lectura de Howard Fast.
De acuerdo a las periódicas referencias que me haces sobre conversaciones sostenidas con tus amigas, he llegado – quizá me equivoque – a esta conclusión: estimo que estás rodeada de malas amigas, o sino, que tus amigas no alcanzaron todavía el plano de los conceptos generales que tú ya alcanzaste.
Si esa chica María Ester tiene ya 25 años y piensa como piensa, creo que es difícil que se avenga a razonar. Si tiene menos de esa edad, tal vez todavía cambie si cuenta con dos o tres amigas de tu capacidad. Porque realmente, esa cuestión de fe oponiéndose a la inteligencia es un recurso tan torpe como infantil.
Lo que dices sobre el “todo y nada” (el “nada” es pre-firmita y el “todo” es pos-firmita) es un pensamiento redondo y tan evolucionado que creo tropezarás a diario con gente que te tilde de… vaya a saber de qué!
Coincido totalmente con tu planteo y me alegra de que lo creas con toda sinceridad. (Y con seriedad. Porque habrá quienes piensan que tales ideas no pueden solventarlas mujeres serias. Así piensa la gente que cree en la virginidad de Mamá o en la indiferencia sexual de Jesús, por ejemplo. Cosas solo explicables por el camino de la fe, y por eso tan hilarantes.) 
A todo ésto ¿tienes realmente alguna amiga que no esté presionada por tanto prejuicio y por tanto dogma? Se me ocurre que aquí, en Buenos Aires, en general las chicas están más despojadas de convencionalismos y que miran la iglesia con sorna o con recelo. ¿Será la “calma provinciana” la que les embota?
En la última parte de tu carta hablas de cierto proceso intelectualista a que te has sometido. Naturalmente, no me aclaras nada (desde hace un tiempo estamos convertidos en unos magos del suspenso).
Me dices que quieres ser intelectual respecto a mí y que te conviene tratar de serlo. Hablas de métodos. (“Ya Te Contaré Algún Día.” Tomo XIX, cap. 382) Y bien: no me gustaría que lo hagas para alegrarme o para agradarme. Eso nace de una necesidad interior. La necesidad de ser. Nadie llega a ser verdaderamente algo por imposición externa o por un esfuerzo que no está regido por el convencimiento de que debe realizárselo.
No quise decir que seríamos más amigos o que te querría más si tu fueras más intelectual. Quise decir que acaso – y tan solo – lograríamos un mayor y mejor entendimiento. (Porque en nosotros sucede que cuando no podemos entendernos, nos comprendemos.)
Y dejémoslo así, si quieres, antes de que nos vuelva a salir humo. (Algunos de nuestros temas son dignos de la última página de “Vea y lea”.)
Posiblemente sucede como pronosticas respecto de mis inciertos enamoramientos.
Y ésto de la frialdad… es una palabrita que se las trae. En verdad, tengo sobrados motivos para creer que, como tú dices, no soy un tipo frío, que la mujer me gusta y que siento necesidad de ella… ¡Pero de allí al amor… ! (Al amor como yo lo siento, claro; como yo creo que dede ser el amor, antítesis de como lo sentía el protagonista de “Sin amor” ¿lo recuerdas?)
Cuando yo me enamore apelaré a toda esta “frialdad” para tener la certeza de que mi enamoramiento no será “cartón pintado”, ni que mi vida posterior pueda desagrandarme o desencantarme.
La época de muchacho tonto ya la he vivido. No me avergüenzo de ella porque hizo posible esta otra; pero por aquel entonces – 20 años – me enamoraba hasta de las estrellas de cine. Ya ves… he crecido.
Tal vez no sea muy firme mi posición, como dices. Quizá sea porque no he crecido lo suficiente todavía.
Pero te prometo la primicia, de todas maneras. (Lo que significa que pensaste que llegado el caso iría a ocultártelo. Está bien. Tomo nota.)
Mañana, lunes, se reanuda la huelga. El otro día en una reunión en el sindicato de Luz y Fuerza estuve a punto de caer preso. La policía rodeó el edificio. Yo salí a escape, corrí varias cuadras y me confundí entre gente que en una esquina esperaba el ómnibus. Varios amigos fueron detenidos.
Veremos cómo termina todo esto. En casos nuestra situación económica es muy difícil. Esperemos…
Háblame de tu padre y de tus dibujos.
Con mucho afecto
Norberto