Enero 4 – 1959
Elba:
Realmente tenemos un mismo punto de vista sobre la trascendencia de los fines y de los principios de año. Demás está decir que desconozco la solemnidad que pretenden revestir a estas fiestas y que en la medida de mis posibilidades escapo al formulismo, al rito navideño, a la algazara impuesta por contagio colectivo y no por convicción interior.
Desfilaron por casa grandes legiones de parientes, la mayoría de los cuales imbuidos de la idea de que no debe dejarse pasar año nuevo sin saludarse los unos a los otros (aun cuando el 2 de enero vuelvan a ignorarse concienzudamente y hasta con alevosía).
En la oficina se establece un armisticio tácito y el día 31 se reunen todos en torno de una mesa abarrotada de pan dulce y turrón barato. Yo, naturalmente, como todos los años me excusé con toda cordialidad, lamentando no poder ser de la partida. Se me critica, pero lo prefiero así.
Pese a que Piolín de Macramé no me gusta, estimo que su «Oh, el año nuevo!» es agudísimo, muy sutil y oportuno. Se lo he leído a mi padre y lo ha divertido un rato.
Tu opinión sobre el boxeo es altamente femenina. Pero no la comparto. (En nuestro estadio de box -Luna Park- concurren tantas mujeres que a veces, en las peleas importantes, hay tantas como hombres.)
Ocurre que el boxeo está mal entendido.
Es el arte de la defensa personal, pero por extensión se ha hecho el de la agresión despiadada. El boxeo es un deporte de gente bruta – que sube al ring- y gente astuta y maliciosa -que trabajan de empresarios y managers. Pero hay también pugilistas honestos e inteligentes que cumplen esencialmente con el objeto del boxeo. Yo soy «hincha» de Cirilo Gil, campeón argentino de peso liviano, que además de pugilista es escritos (y poeta: ¡escribía sonetos!) Es un magnífico esgrimista, un hombre suave y educado.                                           
Tengo la foto en mis manos. Voy a decir todo lo que pienso:
1 – las más lindas piernas son las de Elba.
2 – a Elba y a Lili se les ve la puntilla.
3 – cada una tiene una guía de teléfonos en la mano.
4 – los anteojos más oscuros los tiene Yiyita.
5 – en cuanto a los zapatos… evidentemente ustedes son maestras.
6 – ¡oh! ¿Lilí tiene moda bolsa?
7 – Imelda parece que trae los puños llenos de verdades.
8 – en suma, un grupo bastante armónico, que trasunta simpatía y felicidad; deben ser muy buenas amigas.                            
En tu carta dices dos cosas que se eslabonan, pese a que en apariencia no tienen conexión.
Hablando de Carlos dices que «no puede ser nunca un díscolo quien es un sentimental 100%.» Hablando de nosotros dices que nos resultaría muy difícil ser racionales si no mediaran tantos kilómetros.
Creo que lo racional se opone en cierta forma a lo sentimental, es decir, que el hombre que se rige conforme a los designios del corazón, a la postre resulta un díscolo.
Yo, particularmente, he tratado siempre que razonar cerebralmente las cosas, sin apasionarme ni enojarme ni entusiasmarme demasiado. Tiendo por naturaleza -por vocación, diría- a ser un tipo equilibrado. Me gusta ser justo conmigo mismo. Siento el placer de acertar con los mejores caminos.
Quien se emociona demasiado, quien se encapricha u odia o ama instintivamente, se arriesga a dar de plano contra un gran chasco. Por ello, porque es así, he dicho que Carlos es un díscolo.
En cuanto a mi racionalidad (esto suena a frialdad, pero… la verdad que no es así) trato de ejercerla en los hechos y actos que conforman formalmente mi vida. Espero regirme siempre con la tranquilidad mental que empleo hoy, aun cuando acepte la lógica decadencia de la percepción psíquica e inicia alguna vez la irremediable etapa de errores.
Por supuesto que los kilómetros contribuyen a este equilibrio razonado, pero no quiero suponer (es arriesgar una hipótesis informal) qué ocurriría si conviviéramos en un mismo sitio.
Dices que no somos del todo racionales puesto que todavia no nos hemos dicho adios. Esto puede ser. Puede ser que haya algo de poesía aleteando en torno de estas correspondencias, pero honestamente preferiría que no tuviésemos un signo tan vago, tan superficial y vaporoso. (En algo estoy de acuerdo con Neruda, con Darío, con Baudelaire, con Whitman: todos niegan que el hombre y la mujer puedan ser amigos. «Amigos» a la manera «católica», se entiende.)
Cine:
Fuí a ver «La chacrita de Dios» (Norteamericana, con Robert Ryan, sobre la novela de E. Carweld.) Película rarísima, indefinida, ya que incluso no puede precisarse cual es su argumento. No es para pagar $20- la platea.
Espero ver pronto «El demonio nos gobierna» (que data de 1948), considerada la primera gran obra de Bergman.
En la actualidad son un éxito «… Y Dios creó a la mujer» y «Los vikings.» No vi ninguna de las dos.
Política:
Adjunto recorte de «Propósitos.»
Y hablando de «Propósitos»; este periódico ha venido publicando los primeros tres premios del concurso de cuentos organizado hace algún tiempo en Tandil, y del que tú una vez me hablaste. (Lo organizaba El Ateneo Rivadavia.)
Me gustó mucho el primer premio: «Y el río sigue seco», de David Borthiry. Es de la clase de obras que hacen pensar. Ni una palabra puesta en función del ornato. Hay una vibrante inquietud social.
En verdad, tu postura filosófica es la que más cuadra ante el robo de que han sido víctimas. Por lo visto, o Tandil es una ciudad de rateros dinámicos, o tu casa es centro de operaciones preferido de esa gente. Ya una vez me hablaste de cierto rostro en la ventana…
Mis «honestas» felicitaciones por tu actuación en los exámenes. Únele mi admiración por la inclinación que demuestras, tan sacrificada y no obstante tan malamente remunerada.
Si tus amigas han obtenido tu mismo resultado, transmítele estas palabras, a quienes se las hago extensivas.
Y perdona las tonterías (ahora las releo) que escribí respecto de la foto, que te devuelvo.
Hasta la próxima
Norberto