Sept. 6 – 1960
Elba:
Entre las muchas cosas a que hace referencia tu carta, no quiero olvidarme de mencionar dos.
Primero: mi felicitación por el nuevo puesto que ocupas. Y espero que no sólo te resulte  satisfactorio, desde el punto de vista vocacional, sino también que le permita un respiro a tu atribulada economía.
Vemos como cosa lógica y corriente que alguien deba desempeñarse en dos o más puestos para poder vivir más o menos decorosamente. Así es que lo que en otras circunstancias sería reprobable y hasta idiota – dedicar más de 7 u 8 horas al trabajo -, ahora resulta justo y explicable.
Yo mismo, apenas escapo un poco a un presupuesto preestablecido (digamos, un paseo o la compra de un traje), debo enfrentarme a mi extenuada máquina de escribir y ponerme a hacer cine-novelas.
Conozco infinidad de jubilados que deben trabajar (“changuitas”, como dice don Alvaro) y aún así, la mayoría de ellos orillan constantemente la miseria. Un tío mío, jubilado de la policía (era vigilante), se dedica ahora a pintar. Tiene más de 60 años, la señora padece artritis y la hija se halla en edad escolar. El pobre hombre trabaja de la mañana a la noche pintando paredes.
Lo malo es que esta situación no tiene nada de transitoria. Por el contrario, es normal y hasta mal visto que un tipo tenga un empleo sólo. A mi, naturalmente, no me gusta trabajar (yo no me aburriría no trabajando) y tiemblo ante la sola idea de crearme obligaciones que a su vez puedan obligarme a rendir por partida doble.
En la Caja de Ahorros jamás acepté hacer horas extras, y me asombraba sinceramente que muchos compañeros – con las mismas necesidades mías – se desvivieran por cumplirlas.
Eximo de esta crítica a quien le gusta realmente lo que hace y a quien necesita hacerlo para cubrir o regular las apetencias vitales. Yo ahora sólo tengo deudas (contraídas durante la enfermedad de mi padre) que voy achicando paulatinamente, sin grandes esfuerzos, porque en verdad mis acreedores – gente de la familia – no padecen de inanicion ni cosa parecida.
De todos modos, es muy “saludable” ganar dinero y a menudo uno se tienta por poseerlo de la manera menos complicada, así en ello resigne ideales y TIEMPO. Varios pecados de este tipo pesan sobre mi conciencia.
En suma, y volviendo al tema, me alegra mucho que hayas obtenido ese nombramiento y hago votos para que ahora sí puedas cobrar.
A la revista han llegado montones de cartas de maestros, una de las cuales incorporo en el próximo “Correo”. Ustedes son los grandes olvidados del presupuesto nacional, pero esto no es cosa de Frondizi ni mucho menos, esto es histórico. Es decir que por tradición en este país se acepta que el maestro no haga de su docencia un medio exclusivo de propia sustentación. Más bien la profesión de maestro es de orden lírica. Se da por sobreentendido que el metabolismo de los maestros les exija menos consumo.
El segundo tema – aunque ya muy “debatido” – conserva no obstante mucha actualidad.
Veo que Emilse te fue con algun chisme.
En sin como vos decís no teniamos secretos, de manera que no está demás dedicar dos palabras a nuestra amistad.
Es evidente que, aunque lo niegues, mi amistad te resulta inhibitoria y redunde en perjuicio de otras nuevas relaciones que pueden crearte. Este muchacho de que hablás y con quien te viste últimamente demostró ser por demás susceptible e inclinado a la mala fe. Pero no olvides un detalle: quien se te acerca con fines más o menos nobles exigirá de vos una “castidad espiritual” (?) en la taradez. Habla muy bien de sus intenciones el que haya sido tan quisquilloso y tan pusilánime. Generalmente cuando uno ve en la mujer nada más que una aventura , desestima todo antecedente que no contribuya al logro de sus deseos.
Si nuestra amistad es asombrosa, debes aceptar que cause asombro y que alerte y que retraiga a cualquier individuo que no te conoce bien. No es inteligente, de tu parte, referir una cosa tan rara como esto que vivimos nosotros a quien todavía no está en condiciones de interpretarla (porque para conseguirlo primero es necesario que te interprete a vos).
Si el día que nos conocimos yo te hubiese dicho que era camionera, quieras o no eso hubiera contribuido a confundirte en tu plan de catalogar mi personalidad (Claro que por esa ópera yo no era camionero, pero vaya esto a manera de ejemplo.)
También me parece razonable que ese muchacho sospechara que vos y yo hubiésemos sido amantes. A esta altura de nuestra amistad, serlo o no serlo es simplemente una cosa circunstancial. (De habernos visto más seguido, ¿quién nos asegura que no nos hubiéramos deseado en la medida de querer acostarnos juntos?)
Yo creo que en aquellos casos en que tu interés se incline por forjar una mera relación, es prudente callar toda referencia sobre Norberto Firpo. Las bases de un entendimiento deben ser claras y “normales” y, admitámoslo, lo nuestro no es claro, no puede serlo para el muchacho que recién te conoce y alienta esperanzas de formalizar una amistad seria y “normal”:
Estoy seguro que vos y yo no llegaremos a ignorarnos nunca. Entiendo que lo nuestro evolucionará en alguno de los muchos sentidos (nuestras cartas se harán más espaciadas, nos ejerceremos mutuamente una menor atracción), pero de ninguna manera creo que “nos enojaremos” o que nos “hagamos los distraídos”.
Aun cuando te convenzas que mi amistad te perjudica y decides no volver a escribirme, en el fondo, calladamente, seguiremos tan amigos, tan solidarios como en la primer época.
Estan disculpadas vos y tus hermanas por hacer correr un rumor falso respecto de tus viajes a Buenos Aires, “acomodables” a mis viajes a Tandil.
Yo en Buenos Aires puedo ofrecerte la mas de paseos y espectáculos divertidos. ¿Que me podés ofrecer vos, aparte de visitar la confitería que está en la punta de la montañita, una función de cine (en un cine donde no se escucha nada) y alguna visita a Cabaña Tuyú u otra por el estilo?
En el último párrafo de tu carta me preguntas si entre unos amigos hay quien comprende nuestra amistad. No tiene objeto: entre hombres cualquier cosa de esta índole es explicable. Además mis amigos, por serlo, la encuentran perfectamente lógica y “nacional”.
Algunos cada tanto me preguntan por vos y se interesan por saber ciertas cosas de tu carrera.
Ya ves que el panorama es distinto. No sólo porque lo aceptan, porque soy hombre y es natural que fomente la relación con mujeres, sumo que hasta lo van con un poco de envidia.
Dejo para la próxima las noticias varias.
La situación en la editorial sigue muy tensa. Hay mucha gente nueva.
Saluda a Emilse y a tu madre
Hasta la próxima
Norberto