Noviembre 7 – 1960
Elba:
Hoy ha sido un hermoso día de huelga. Aquí en la capital no se ha movido nadie. No han habido transportes, excepto unos poquísimos colectivos particulares. Los negocios cerraron en su totalidad y no hubo ni cines ni bares abiertos. En la editorial el paro fue completo, terminante. No recuerdo otra manifestación de más disciplinado sentido gremial. Tampoco hubo disturbios (según me comenta un pariente policía y a juzgar por los informativos radiales). Es la más unánime protesta hecha a un acto de gobierno. Dudo, claro, que esto apareje algún cambio. Pienso que de todos modos la ley de despidos no va a ser tratada en el actual período de extraordinarias y que esto sólo servirá como prueba de repudio hacia cierto tipo de conducción económica. De la conducción política ni hablemos.
Vos me explicás en tu carta algo que ya había notado personalmente. Tu «inadaptación» a mi presencia. Comprendo que vernos tan espaciadamente requiere un cierto tiempo de deshielo para que recién podamos sentirnos como a través de nuestra correspondencia. Comprenderás que en mí recae la mayor parte del peso de ese trabajo, porque por naturaleza (apréciese la ironía) las mujeres son demasiado perezosas en entrar en calor. Me felicito de portarme tan bien como para merecer el calificativo de «conversador». Te aseguro que en mi casa y mis amistades en general me tienen como un tipo callado. Un amigo me dijo una vez que yo tenía la virtud de «saber escuchar». (Entre nosotros: a veces no escucho. A veces me hablan y empiezo a viajar.)
Para serte sincero, me molesta bastante tener que oficiarlas de «animador», pero a veces suele uno recibir visitas demasiado parcas y entonces hay que soltar la lengua o esperar pacientemente a que el «iceberg» se derrita solo.
«Vea y lea» está todavía en tren de reformas. El número del 22 de noviembre contará ya con varias de las programadas y a partir de marzo se comenzará a dar 16 páginas de offset (cuatro colores). Creo que piensan llevarlo a 15 pesos.
Entre las novedades más importantes que puedo anunciarte (y que me atañe particularmente) está ésta: hay una vaga posibilidad de que pase carnaval en Brasil y que desde allá mande a «Vea y lea» la nota de los festejos. La idea está en estudio y me contestarán esta semana.
En «Destinos» último salió la fotonovela que filmamos con Marazzi y que servirá como carta de presentación para convertirnos en productores (y no guionistas) de la editorial Avril. Me gustaría que la leyeras para que me digas si realmente merece las críticas que vos me hacés. Por supuesto, las fotonovelas son la cosa más infecta que hay en materia de literatura para adolescentes. Eso lo sé muy bien y sé la responsabilidad que me asiste en mi calidad de elemento difusor de tales engendros. Según cálculos «Destinos» es leído por más de 200.000 mujeres. Pero si me permitís esta pequeña excusa, salvo en contadas oportunidades me he valido siempre de recursos limpios (dentro del género) que disgustan -me lo han dicho- al público a quien van dirigidos. Mis argumentos no son del todo comerciales. Pretendo (con mis pocos medios y sin conseguirlo, claro) cumplir una función más o menos didáctica. No digo educar, pero tampoco enfermar. Estas revistas son el vehículo más eficaz para llegar a la gente que más necesita. Leíste alguna vez «El gráfico»? Lo leen los hinchas de fútbol y te aseguro que su influencia es notoria. Si Ferré, Beccar, Doris Band y los demás guionistas estuvieran en esta «onda», no te parece que las revistas de fotonovelas cumplirían un digno cometido? Ana María, conceptuada la mejor argumentista de la editorial, piensa como yo y la verdad es que sus guiones tienen ya su público.
Yo no volveré a dedicarme a la producción intensiva de este tipo de «literatura» (llevo hechas 37 fotonovelas), pero debo reconocer que contribuyen en mucho -tanto como cinco cuentos- a sufragar ciertas necesidades. La última, por ejemplo, sirvió para que en casa instaláramos un toldo nuevo (impermeable.)
Junto con ésta te envío «Catarsis». Hacéselo llegar al señor Dhers porque por carta le prometí que le enviaría una copia. Si no es mucho pedir, y sin ningún apuro, te pediría que me lo devuelvas. Hice sólo dos ejemplares y el original Vecino se lo pasó no sé a qué amigo y todavía no lo he recuperado.
Pienso intervenir en un concurso que organiza el ministerio de educación en Cuba. El concurso exige la presentación de cinco cuentos. Creo que convendría mandar «El machito», «Los techos calientes», «Crónica del exterminio», «Galletitas para el gerente», y tal vez «Catarsis». Qué te parece?
El asunto TV todavía no está definido. Tenemos, parece, bastante chance. De casualidad me enteré que una ex-profesora de literatura es secretaria de una agencia de publicidad. Eso ayuda mucho (para que lo lean, por lo menos).
He ido a ver una película norteamericana (eureka!) muy buena: «Piso de soltero», dirigida por Billy Wilder y con Jack Lemmon y Shirley McLaine. También he visto «Ronda de pasiones», con Richard Burton («Recordando con ira») y es tan mala, tan mala, que ésta sí es norteamericana en serio.
Ultimamente he estado leyendo poco. Lo más reciente fue «Orfeo desciende», de Tennessee Williams, título original de «The fugitive kind» («El hombre de la piel de víbora»). Si querés saber que tal me pareció trasladate al «Vea y Lea» que ya habrá salido cuando recibas esta carta.
Todavía no he leído «Tres cuentos son amor», de Martínez Estrada. Me perdonás?
Saludos de Marazzi & Cía.
Con todo afecto
Norberto