Junio 9 – 1959
Elba:
Aquí estoy otra vez frente a la máquina. Escribien-fuerte. Tratando de subsistir por medio de la literatura hasta tanto se solucione el conflicto bancario. De él solo te voy a decir dos palabras. Me avergüenzo de haber tenido por nuestro gremio un concepto tan pobre. Es lástima que una huelga tan gremial como ésta se haya topado con un gobierno tan obediente de las consignas impartidas por el Fondo Monetario Internacional. Tal vez esta semana que transcurre sea definitoria. El 90 por ciento de los bancarios están cercados por las necesidades económicas. Han habido muchas deserciones, pero no tantas como anuncian los diarios. Veremos qué pasa.
Estoy escribiendo una cinenovela que titulé “Historia del regreso”. La editorial Ramírez (Vea y lea) me ha pedido que escriba tres para una nueva revista que van a sacar. Me comprometí en hacerlas dentro de los diez días. Están muy contentos con “Tiempo de cenizas” y “Huelga!” Con un amigo, Roberto Marazzi, con quien ya escribí algunas cosas en colaboración, hicimos otra: “Renacer en la distancia”.
Aún no terminé “No es tiempo para poetas”. Te cuento de qué se trata? Un escritor de provincias que se propone conquistar Buenos Aires. Naturalmente, no lo logra. Es una historia de frustración. No logra siquiera enterarse si es un buen o un mal escritor. Se muere sin saberlo.
El jueves en Vea y lea aparece “Operación tío”. Creo haber roto la tradicional línea del cuento dramático. Tú me dirás. No es un cuento importante, claro. Luego me publicarán “Tango hermano”. Ese me gusta más.
Claudia, como tú dices, es una revista viciada. Pero en ella me entiendo con un señor Quirós que dice haber descubierto en mí (está loco) atisbos de la personalidad de Roberto Arlt. Sin falsa modestia, no le creo. Arlt era mucho más espontáneo y profundo. Pinta un mundo más crudo y lo dice con toda valentía. Tal vez yo pueda especular con la locura de este buen señor.
No sé si te habrás enterado de la muerte de Raúl Scalabrini Ortíz. En mi opinión, pese a su honesta militancia peronista, era un extraordinario erudito, un documentado economista, un filósofo enjundioso y profundo. Escribió “Qué” y desde allí propició la elección de Frondizi, pero se apartó de él apenas él abandonó los postulados que lo llevaron al poder. Un hombre íntegro, como pocos en nuestro periodismo.
A ese respecto, cuesta hallar ejemplos realmente dignos. Nuestros diarios son impersonales; nuestras revistas pasatistas y chabacanas. Por suerte existe un Arturo Romay (Mundo argentino) que siente el teatro como pocos y que ejerce la crítica seria; y un Dante Panzeri (El gráfico), a quien el señor Dhers debe haber leído, que desde sus columnas “construye” al verdadero deportista.
No nombre a Leónidas Barletta porque no llega al público (su Propósitos ha sido clausurado, dicen que en defensa de “nuestra democracia”.)
Dile de mi parte a María Ester que lamento mucho por ella. Me gustaría conversar con ella para estudiarla patológicamente. Y es fácil pronosticar el recrudecimiento de ese histerismo de que hablas, puesto que su soledad y su incompetencia como elemento social asi lo vaticinan. Me asombra que haya en plena era de la fisión nuclear individuos pensantes que renieguen de la ley natural, de las necesidades, apetencias y gustos típicos de la especie. Dile que en sus ratos de ocio lea a Whitman, si es que Whitman goza del placer del Vaticano.
Es extraño que le guste tanto bailar. Si yo fuera la almohada de María Ester, le preguntaría si ella baila por el solo placer de dar volteretas, o por estar junto a un hombre, esto es, de manera aceptada por el Patronato de Tías Solteras.
He ido al cine a ver “Los desconocidos de siempre”. Me divertí. Es algo así como un “Rififí” en broma. Tiene un humor muy italiano y por ello de mucha repercusión. Vale la pena verla.
En el suplemento literario de esta carta te incluyo una síntesis de un artículo sobre el libro “En Rusia y en China”, de Malaparte, que contribuirá a aclimatarnos para cuando hagamos la excursión. Y además un fragmento del libro de Hasek, “El buen soldado Schweik”, de que ya te hablara y que para mí constituye toda una revelación. Como tú supones, jamás haría siquiera sentido hablar de este Jaroslav Hasek.
Es un habilísimo y sutil narrador, y su personaje es impagable. Me agradaría conversar contigo sobre “Demian”, aunque temo no poder disipar las dudas que para su cabal interpretación se te aparecen. Yo, por mi parte, también tengo mis dudas. Me he dado cuenta que el tiempo las aclara lentamente. Acaso cuando lo lean, de aquí a dos años, puedan como yo aclarar lo que hoy resulta imposible.
Supongo que para cuando me enamore te tendré que escribir algo así: “Elba, estoy flechado. El asunto empezó de esta manera: estaba yo en la esquina tal y cual cuando acertó a pasar Dorotea Funes, cédula número 3.834.995, soltera, cuyas medidas son 92-38-93, de profesión manicura, que dice ser trigueña y que sí lee y escribe (de corrido); fué verla pasar para que yo corriera de rodillas durante once cuadras, incluso bocacalles, al cabo de las cuales ella suspiró y me dió su teléfono. De inmediato fuí a casa, me hice remendar el pantalón y me eché encima el frasco de Noches de Fuego de Le Saney… Y luego de eso le hablé por teléfono.”
Y bien; ya te lo había prometido. Lo cumpliré, así se asemeje a lo que antecede.
Espero que tu padre siga mejorando. Cuenta para ello con los buenos auspicios de esta buena hija que es Elba.
Hasta pronto
Norberto