Abril 7 , 2015
Estimada Elba: ¡por fin anda este cacharro! Te escribo desde una oficina -una agencia de prensa- a la que vengo una o dos veces por semana. Aquí tienen toda la electrónica del mundo… que a veces anda. Desde aquí mando notas para La Nación y desde aquí escribo mis cosas (por ejemplo, una novela, la quinta, uno de cuyos capítulos me permiten ¡todavía! hilvanar sujetos y predicados y perseverar en esta implacable vocación. He transcurrido más de 50 años en el periodismo y acaso por eso tengo dos hijos periodistas (ambos varones, uno en Clarín, el otro en La Razón). El que trabaja en Clarín me dio dos nietos.
Ayer me telefoneó tu hermana y me ratificó que estás muy bien, lo cual me alegra mucho, en serio; y quedamos en que quizá la semana que viene tomaremos un café. Si tenés ganas, sigamos charlando, habida cuenta de que las comunicaciones son ahora más fluidas, no hay que pegar sobres ni estampillas ni ir al buzón (aunque debamos confiar en que esta tecnología no se ponga caprichosa).
Muchos cariños, Norberto