Mayo 14- 1959
Estimada Elba:
Es muy lamentable que esa compañera Imelda esconda su cobardía detrás de una postura tan ignorante. Realmente indigna escuchar excusa de esa índole, que hablan de lo mediocre de la gente, de su naturaleza trivial y mezquina. Y lamento mucho que tal opinión la emita allí, en Tandil, donde desgraciadamente no tienen un reflejo fiel de lo que entraña una paralización de bancos, con su secuela de inconvenientes al público, represión policial, artimañas para cazar delegados y lucha sorda entre quienes profesan ideas divergentes.
Ya no se lucha por 800- o por 1000- o por 2000,- pesos. Se lucha por defender conquistas ganadas sufridamente. Se lucha por hacer respetar la letra de un convenio formulado en mayo de 1958 entre autoridades patronales (frondicistas) y la Asociación Bancaria. Tal convenio estipulaba que si el nivel de vida ascendía el 20%, automáticamente se suscribiría un nuevo escalafón para mayo del 59. Y bien… la vida subió el 101%. 
En fin; es largo referir los orígenes de este conflicto. Por otra parte, a la gente torpe cuesta encarrilarle los pensamientos, máxime cuando otros intereses y el miedo están incitándole al servilismo. 
Que la huelga es de carácter político es una cantinela que estoy sumamente cansado de oir. Admito que los partidos políticos jueguen sus intereses en ésta y en todas las huelgas habidas en nuestro país (cuando lo gremial fue químicamente puro?), pero no acepto que no haya razón para hacer un movimiento que pruebe al gobierno la repulsión que sus medidas económicas producen al pueblo. Ya veremos mañana -dia 15- que tal sale la huelga general. 
Estoy muy disgustado por la censura impuesta en “Estampa” al cuento “Un peldaño más abajo”. Todavía no he tenido ocasión de ir, pero les pediré explicaciones por la omisión de algunos párrafos que casi le quitan el sentido a la historia. Estos señores tienen un sentido de la moral tan extraño que a veces pecan de ridículos. 
Si recuerdas el cuento, casi al final decía: “Un viento suave mecía las plantas del jardín; era una noche calma, oscura pero apacible”. Y me censuraron esto: Era mucho más de medianoche. Cualquier vecino hubiera pensado mal de un encuentro a esas horas… Su diálogo podría aparecer como charla frívola, su abrazo como introducción a la sensualidad. Nada de eso, sin embargo.” Y asi, por el estilo, dos párrafos más.
A Ana María Ponce le escribí cinco líneas sin entrar en mayores comentarios, y a los pocos días recibo una certificación larguísima – o casi tan larga como nuestras cartas- en la que me cuenta sus inquietudes, proyectos y puntos de vista, y en la que me hace preguntas acerca de mi manera de sentir la literatura, puesto que ella dice conocerme a través de “Vea y lea” y alguna otra revista más. 
En suma, le escribí otra vez. Ella vive en la provincia de Santa Fe. “El condenado” es su primer trabajo que le publican, excepto uno en un diario local. La verdad es que se trata de un debut muy promisorio. 
Estoy satisfecho por haber satisfecho tus deseos (es una satisfacción infecciosa), respecto del test inteligencia, amor, etc, etc. El tema se presta para charlar mucho más, para extendernos acaso indefinidamente, sobre todo, si nos internamos en senderos un tanto prohibidos -que a mí, no obstante, me gusta transitar, tanto como para dilucidar una enredada situación social. Dije prohibidos y quise decir temas en que se debaten las distintas tendencias de la moral: la de los moralistas de salón y la de los moralistas de hacha y martillo.
Una cosa más: prometamos solemnemente no gastar una sola línea más en elogiar mutuamente nuestras virtudes. Antes, pensemos en algunos defectillos y aprovechando que por carta uno lo digiere bien, pongámoslos en vidriera. Qué cosa no te gusta de mí? Vamos, ánimo, esta es tu oportunidad…
Te adjunto una poesía de Neruda. A ella me refería una noche, aquí en Buenos Aires, en una mesa que compartíamos con tu hermana y el señor Dhers. La poesía es altamente nerudiana. Destila descontento y desprecio por todo lo que significa vulgaridad. No estaría mal que la leyera esa amiga del banco Hipotecario, aun a riesgo de que no la entienda.
La poesía está escrita en un papel de oficio, del tipo que se usa para suscribir contratos y documentos legales. Asi que de esta manera he reivindicado el trágico destino del pobrecito papel.
Bueno… no me puedo librar de crearte enigmas. En mi última carta escribí: “No dudo de tu sinceridad, al contrario, temo por ella.” La verdad es que esta frase es un notable ejemplo de síntesis; tan notable que no se entiende nada.
Intenté decir lo siguiente: que mi inquietud anterior (ese complejo de responsabilidad del que ya hablamos) se debía -y se debe- a que eres en tí. Es decir, que temo por tí a raíz de que me eres tan sincera. Y por favor, no me preguntes por qué temo por tí…
Dos cositas: háblame de tus progresos en el dibujo — dile al señor Dhers que le escribiré luego de los partidos del próximo domingo.
Y hablando de enigmas y moralistas de salón… quiero que me aclares -qué apuro, eh?- que quieres decir cuando, refiriéndote a tu hermano, dices: “… … … no le tengo mucha confianza, y si bien no me gusta que le haga trastadas a ninguna mujer, menos me gustará, etc, etc.” Qué significa eso de hacer trastadas a una mujer? No crees que cuando un hombre le hace una trastada a una mujer, en ese momento esa mujer le está haciendo una trastada a ese hombre?
Y bien… nada de escapar por la tangente, eh?
Saluda a tus familiares y a tus amigas.
Cordialmente
Norberto.