Elba, vecina notable de la Capital Nacional del Tenis: este mérito, que con toda justicia ostenta el pueblito de Tandil, tiene su lado sombrío. He leído que una encuesta entre periodistas deportivos (realizada en varios países de Europa) advierte que el tenis es el juego que menos incentiva el espíritu de solidaridad y que más promueve los vicios del egoísmo. Quizá sea cierto, a juzgar por unos cuantos datos históricos: Vilas y Clerc se odiaban y no se hablaban, y problemas de celos y envidias económicas distanciaron a decenas de tenistas, entre ellos Nalbandian y Del Potro. En Vélez Sarsfield (mi club) se juegan campeonatos de fútbol de nenes de 10 años en los que frecuentemente son expulsados los padres-espectadores. Un ex jugador de la primera de Vélez suele oficiar de árbitro de estos partidos y le he visto sancionar las infracciones habituales que marca el reglamento, pero también sanciona al chico muy individualista, que no juega «en equipo y para el equipo». Este ex jugador y hoy réferi dice que penaliza por «egoísmo» a los chicos «morfones», individualistas, poco dispuestos a pasar la pelota.
Buena noticia es que vos tengas una hija tan deportista… y mala noticia es que ella tenga una mami sin espíritu competitivo. En un mundo en el que son mayoría los diletantes, los nihilistas y los indiferentes, me parece que el espíritu de competencia es un valor. Creo que un mundo un poco mejor obliga a competir contra esa mayoría, también incluida por acomodaticios y oportunistas, o sea por caraduras. En política, nuestro compromiso con la honradez y la justicia nos obliga a competir en las urnas… y no solo a eso: a diario nos expone a la necesidad de discutir, de protestar, de desenmascarar a quienes todavía nos embaucan y persisten en el engaño, en la estafa. Las tibiezas, los errores y los despistes del oficialismo nos obligan a mostrarnos políticamente comprometidos. En La Nación, el economista González Fraga dijo que «las inversiones no vienen porque los inversores temen que en dos años vuelva el populismo». Sabio resumen. En mi opinión es patética la ineptitud de este gobierno para ponerle freno al riesgo de recaer (una vez más, ¿somos tontos?) en el populismo. Hay un pueblo cada vez más burro -el de los que no estudian ni trabajan- que votaría encantado por un gobierno populista y kirchnerista de puros subsidios, de planes sociales a granel.
Pasemos a un tema más amable: si tuviera que elegir las 10 películas que más me gustaron, que considero antológicas y joyas del cine, en esa nómina estarían «El padrino», «Luces de la ciudad», «Amarcord», «Cinema Paradiso» y «Lo que resta del día». Acabo de comprar el CD de «Lo que resta del día», protagonizada por Anthony Hopkings y Emma Thompson, y me apresto a verla en la tele de 895 pulgadas de Graciela.
Ojo, ojo: el mes pasado, en el globo de una historieta de La Nación, el dibujante escribió «Haber si te callás la boca», en vez de «A ver si te callás la boca»… y casi lo echan. Entiendo que vos cometés idéntico estropicio en un párrafo de tu último mensaje, el párrafo que trata sobre el bailecito de Macri: «Haber si aterrizan alguna vez». Y eso, ¡pucha!, es por escribir tan, tan a la disparada.
Cariños y saludos a Damiana. N.