Elba: estaba enterado desde anteayer que Néstor se nos había ido. La noticia me la dio Emilse. Comparto a la distancia este mal trance, aun cuando quizá te sientas reconfortada, siquiera levemente, por el hecho de que vos y todo tu entorno familiar lo acompañaron hasta el final. Circunstancia triste, tal vez la más triste, pero parecida a cuantas ya nos tocaron participar en el transcurso de la vida. La experiencia que recogimos es que la muerte sucede y que nos sucederá algún día, por lo que debemos manejar nuestros sentimientos con inteligencia. Con inteligencia han respondido vos y Néstor al decidir que fórmula funeraria adoptar. Vos y tus hijas han actuado de la manera más noble y civilizada, la misma que yo pregono a mi alrededor. La inteligencia, además, nos indica que (como dijo el otro día Vargas Llosa, en la Feria del Libro) la muerte es un accidente y que en tanto no sobrevenga tenemos el deber de vivir con la mayor intensidad posible. Muy de acuerdo: bajo el dominio de la nostalgia, siempre depresiva, no estaremos honrando la memoria del compañero ausente. Un fuerte abrazo. Escribime cuando tengas ganas. (Yo estoy recuperándome -con antibióticos- de una bronquitis aguda que me produjo algunas neblinas en un pulmón.) N.