Santiago 26 de setiembre de 1932

Querido Eandi:

su carta me cayó como un reproche: ésta es mi primera carta, a nadie he escrito, sobrecogido con el regreso. La vida caótica de Chile me ha pescado de nuevo, hasta hace poco me movía como un sonámbulo. Cuando llegué no podía casi hablar castellano, tartamudeaba, sufría. Hice mi viaje en un terrible barco de carga que tardó 75 días en traerme. Volví a ver mi prisión de Ceylán, luego Mozambique, y el océano. Al pasar frente a Buenos Aires, casi tocando las luces de Mar del Plata, qué dolor no poder detener el demoníaco rumbo del barco para abrazarlos a ustedes. Seguimos al Estrecho pero antes le mandé mi Carta-Océano captada por otro barco inglés y metida en un correo de Buenos Aires. 
He gozado y sufrido indeciblemente en Chile. Hay algo excitante en vivir en un país que se derrumba, con olor a catástrofe en medio de la primavera, y una amenaza sorda, fatal,un tambaleo agónico en la vida ambiente. 
He olvidado enteramente mi vida del trópico. 
Ahora le hablaré de mi libro. Esta chica Alvear es una mujer enteramente irresponsable, y debiera estar asilada en el lugar correspondiente. Ha retardado malévolamente la aparición de mi libro por los dos últimos años. Firmó un contrato conmigo comprometiendo un adelanto etc. y me autorizaba para recurrir a la justicia si no cumplía. No cumplió. Entonces empezó de nuevo la odisea de mi pobre libro. Le escribí cien cartas, cables, no respondió una sola vez. Engañó día a día a mis amigos de París (Luis Vargas Rosas, Rafael Alberti, el poeta español). Rehuyó toda cita con ellos para tratar del asunto y se fue de París debiéndole dinero a todo el mundo incluyendo a su secretario y a Vargas Rosas. Es un verdadero caso clínico: el engaño, la mentira mantenidos fuera de todo límite. Todavía no logro juntarme con mis originales que este gusano tiene desde hace dos años. Deseo con verdadero deseo que la tierra se abra y se la trague. 
Sin embargo me interesaría editar fuera de Chile debido a la crisis de la moneda chilena. Algunos cientos de nacionales argentinos son aquí una fortuna. ¿Su amigo Martelli no tiene otras conexiones editoriales? Habría que arrancar los originales a la loca de Alvear, y esta carta es por demás elocuente y lo autoriza a usted o a él para recibirlos de ella. Si no lo consiguen avíseme por correo aéreo y entonces le mandaré una historia de mi contrato, con documentos de Alberti, Huidobro, Gerardo Diego, Vargas Rosas que retratan a la señorita Alvear, y que podrían publicarse en algún periódico literario de Buenos Aires. 
Mi situación de dinero es más que mala. Sólo el placer de mi llegada reciente no me hace salir precipitadamente a buscar un país con menos bancarrota y menos miseria. Voy a tratar de salir de Chile a principios del Otoño próximo. 
Mis años de servicio en el cuerpo consular y las mil miserias que allí me royeron los huesos no me sirvieron de nada. Volví a Chile sin un centavo, sin puesto y sin desahucio. Ahora recién me han puesto de bibliotecario de una biblioteca que no existe, con un sueldo que casi tampoco existe. Por otra parte mi situación literaria ha cambiado. Soy ahora en Chile indiscutible, halagado y trajinado de manera molesta, pero el reconocimiento de mi trabajo es un hecho, y esto es agradable. Acaba de salir una edición hermosísima de los Veinte poemas , que echaré por el correo ordinario y que recibirá usted poco después que ésta. Al mismo tiempo mi editor quiere sacar a todo lujo, y en edición limitada (seguida de otra corriente) Residencia en la tierra . Así es que espero su respuesta a ver si usted me arreglara algo, porque debido a la situación de la moneda me interesaría más hacerlo allí. Quiero algo que se aproxime a 1000 nacionales, y un adelanto de la mitad en letra sobre New York. Lo único que me interesa es el dinero, yo haría aquí una edición seguramente mejor. Así es que espero sus noticias antes de terminar mi negociación con Nascimento que se interesa mucho por mi libro pero que naturalmente me pagaría menos. 
Terminaré esta carta para no dejarla tirada por ahí como muchas que le he escrito en este último tiempo. 
Me interesa saber si recibieron una encomienda que les mandamos de Java con algunas cosas (un pijama para la nena, un abanico, etc.). 
Ahora lo abrazo y espero su respuesta muy pronto y ya le escribiré con tranquilidad. 
Hasta luego, queridísimo amigo, saludos de Maruca para todos ustedes.


Pablo

Publicado en Margarita Aguirre, Pablo Neruda/ Héctor Eandi. Correspondencia durante Residencia en la tierra , Sudamericana, Buenos Aires, 1980.