Febrero 24 de 1932

Bebita querida: 
Desgraciadamente es cierto la (?) a que estoy obligado a emplazar las ambiciones más queridas de mi vida, mi misma felicidad, podría decir.
Es desconsoladoramente triste, el estar pendiente de posibilidades, esperanzas. Nada efectivo, todo (?)
Comprenderás que mi situación es más desesperante que la tuya porque yo soy el que debe luchar, conseguir, porque yo soy el culpable de haberte ligado a mi vida, no tenía ningún derecho a hacerlo. Si hubiera sido vidente y hubiera soportado siquiera la hecatombe que (?) no sería yo el que se hubiera molestado diciendote amor.
Nuestra solución es clara, clarísima. No hay dos caminos. Si casualmente yo estoy inquieto es precisamente por esa falta de seguridad, que aunque, el mayor de mi voluntad, lo mismo incide sobre nosotros, mortificándonos-
Tu carta es indudablemente sagrada y criteriosa me encanta la franqueza con que hablas. Indudablemente sería mi deber decirte que debemos separarnos, pero como te quiero tanto, las esperanzas pueden más que la razón. Pero en fin, librado a tu criterio dejo abandonado nuestros destinos.
No sería el caso de sentimentalismos, aquí desgraciadamente, hay que preceder con frialdad y decidir sin dilación- Yo no quisiera que pasen los años, y también (?) a mi con el titulo de novios. Yo me acerqué a vos, para hacerte mi esposa y adorarte siempre. 
Yo no me daré nunca por vencido, tan es asi que, al tener conocimiento que ha sido nombrado Presidente del (?) Miguel Lussini, fui a hablar con Ramón para que con su amistad, influenciara en mi favor. Me prometió que con todo interés se iba a ocupar. Pero en fin tiene razón, toda su enseñanza – Que yo insista no es la solución ¿Verdad?
Tu carta me ha desvelado, me ha desecho completamente todo, pero no puedo reprocharte porque tienes muchísima razón. Esta visto que no podremos llegar nunca a nada. 
Cuanto me venis (?) de mis (?), decime ¿quién no depende de alguien? Es lo único flojo de tu argumentación, lo lamento. 

Te adora
Tito