abril 11/52

Estimado Soto:

Su carta ha dormido en un cajón de la revista desde el 15 de noviembre, tan bien guardada a la espera de mi regreso que nadie daba con ella. Por fin ayer me la enviaron y quiero agradecerle inmediatamente su interesantísimo «folletín».

Llegué de Nueva York a mediados de marzo. Me dijeron que había una carta de usted para mi sobre «el viajero y una de sus sombras» y yo estaba muerta de curiosidad. Tengo la impresion que ese librito ha caído en el vacío en esta ciudad. 

En España, se publicó en una revista un largo artículo asqueroso sobre él. No quise leerlo. Pepe lo leyó. 

A Malraux, que se interesó mucho por «el caso» (que asegura le parece de los más curiosos e la historia de la literatura), le gustó «El viajero» y me escribió una carta que guardo celosamente (amen de las dos largas conversaciones que tuvimos sobre el tema). Malraux me aconsejaba de completar ese ensayo, de no limitarme a «contestarle» no sé tendré ánimo para hacerlo. 

¿Sabe usted que la Condesa de Keyserling ( a quien sólo conozco por carta) quisiera venir a Buenos Aires? A conversar conmigo. Parece que Arnald (el menos de los dos muchachos hijos de K) es consejero de Adenauer Manfred y le cortaron la pierna en la campaña de Rusia y ha vuelto a Darmstadt.

No sé hasta que punto quiere seguir en las huellas del padre. 

Cuando vuelva a Buenos Aires espero tener ocasión de conversar de todo esto con ustedes. No se figura usted qué satisfacción me da el saber que ha leído usted mi librito (tan dificil de escribir) con interés.

Y gracias otra vez por las páginas que ha tenido la generosidad (rara en este país) de dedicarle. 

Victoria Ocampo

Mi librito lo publicaré probablemente en Francia.