16 de julio

Mi querida Virginia:

Hace bastante tiempo que no tengo noticias suyas y bastante tiempo también que no le escribo, lo que no me ha impedido pensar continuamente en usted. Pero esta vez no me he contentado en pensar en usted solamente: he obligado a mucha gente a acompañarme. He aquí cómo: he dado una conferencia sobre usted, sobre sus libros. Esta conferencia ha durado una hora y cuarenta minutos… Como ve, no anduve con rodeos. Con gran sorpresa, los he leído… ¡El público se interesó en lo que yo le contaba durante una hora y cuarenta minutos! Hay que creer en los milagros. No se escucharon crujidos de sillas ni de otros ruidos siniestros que testimonian la impaciencia de un auditorio.

En fin: las cosas se desarrollaron de la mejor manera posible. Al día siguiente de esta jornada memorable recibí seis o siete invitaciones para repetir seis o siete veces la conferencia en distintos lugares y 400 ejemplares de Orlando que por fin acababa de aparecer han sido vendidos.

Mi conferencia tiene, más o menos, 60 páginas. Hay dos que están bien y con las cuales estoy contenta. Es enorme, ¿no es cierto? ¿Tiene ganas de leerla? Si “sí”, le haré llegar algunos fragmentos (aquellos de los cuales no estoy demasiado insatisfecha) en francés.

Mientras, envíeme alguna línea.

Iré a París en el mes de octubre. Stravisnky quiere que yo haga Perséphone (el poema de André Gide al que él le ha puesto música) en concierto con él en el nuevo teatro del Trocadero. Si hubiera manera de repetir Perséphone en Londres eso sería cuestión mía. Pero aún sin Perséphone iré a Londres, sobre todo si usted estará allí y si usted me permite ir a tocar el timbre del 52 de Tavistock Square.

He vivido zambullida en sus libros estas últimas semanas. Es como decirle cuánto usted vive en mí en este momento y cuánto la admiro.

Con amor

Victoria

P.S. Sur escribió a Hogarth Press para los derechos de traducción de To the Lighthouse.