Arturo Ripstein 
México, Amaranta Films, 1999

La transposición cinematográfica de la novela de Gabriel García Márquez, El coronel no tiene quien le escribade Arturo Ripstein, mantiene el lugar relevante de la carta, o más bien su ausencia, en la construcción del relato. La vida del Coronel y la de su esposa, Lola, gira, desde hace más de 26 años, en torno a una ausencia, la de la pensión, comunicada por carta, que nunca llega. 
Y este vacío, podríamos decir, se subraya aún más teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el lenguaje cinematográfico en relación con la carta como objeto. Si uno de los atractivos que el cine ofrece, en este sentido, es la posibilidad de detenerse en la caligrafía, en los pliegues del papel, en este film el lugar de la carta como objeto es el de un vacío. 
En esta misma línea, si un recurso habitual en el cine, aunque también en la novela, es insertar un relato a través de la presencia de una carta -que se lee en off, generalmente-, ya que en la carta siempre hay relato, en este caso, la narración se construye sobre la ausencia de ésta: los personajes protagonistas hablan constantemente de esa carta que debería llegar y que no llega; el anhelo postergado marca sus vidas, convirtiendo las semanas en la pura repetición de una espera que tiene como día clave los viernes, el día que llega el barco sin su correspondencia.

Director: Arturo Ripstein 
Guión Paz Alicia Garciadiego 
Fotografía Guillermo Granillo 
Música David Mansfield 
Montaje Fernando Pardo 
Intérpretes Marisa Paredes, Fernando Luján, Salma Hayek, Ernesto Yánez, Rafael Inclán 
Nacionalidad México-España-Francia 
Género Drama 
Duración 118 min.

Categorías: Películas