Carta que nunca llegas
que nunca has de llegar,
carta que se ama tanto
por eso; porque no se leerá.
Carta esperada en toda
tarde, mañana, noche y mediodía,
para esperarte vivo.
¡Muriéndome de amor te leería!
Carta ingenua y dolida
de niño apasionado, carta llena
de amor y destino.
Mano que has de escribirla, ¿por qué esperas?
Cada día te cobro,
cada día te aguardo.
Llena, exalta la vida
este esperarte largo y angustiado.
Carta que nunca llegas, dulce carta,
por ti se vive, ¡hasta por ti se canta!
Gabirela Mistral
Publicado en Magda Arce, Gabriela Mistral y Joaquín García Monge: una correspondencia inédita, Santiago de Chile, editorial Andrés Bello, 1989.
0 comentarios