De Norberto a Apreciada Elba – [Ciudad de Buenos Aires] 31 de marzo de 1957

Marzo 31 de 1957
Apreciada Elba:
Como todas tus anteriores, esta nueva carta tuya ha venido a cumplir su función de oasis. No sé si me comprendes. No es que me satisfaga tal o cual párrafo, ni que especialmente repare en algo que dices y que compone parte de tu mundo. Es más simple: atrapo una palabra, a lo sumo dos, y le construyo en torno de ellas un castillo tremendo y lleno de recovecos, y pienso en esas palabras y les abrigo con fantasía y sueños, como si tuvieran vida o luz propia o corrieran algún peligro. Me gusta fantasear, juguetear con duendes, necesito hundirme “desde la piel al alma”, como dice Neruda, para ser interiormente feliz.