Ginebra, Suiza.
Querido amigo:
He recibido tu carta fechada 2 de febrero. Te mando mi pésame por la muerte de tu abuelito. Aquí yo ando bastante bien, aunque siempre con ganas de volver a Buenos Aires. He dado mis exámenes de medioaño y el profesor me dijo que a pesar de haber haraganeado seis meses, veía que había hecho un esfuerzo prodigioso y he sacado muy buenas notas. Aquí, como en Buenos Aires, todos odian a los alemanes o “bosches” como los llaman. En mi clase hay un muchacho de Alsacia- Lorena. Dice que los alemanes obligaron a su familia y a él a dejar el país. Por eso se ha venido a Ginebra.
Hay en Suiza también una cantidad de refugiados belgas. Ginebra es el centro de la Cruz Roja. Bueno, basta de política.
Mi hermanita, de tanto hablar francés, se confunde a cada rato hablando español y pone palabras francesas.
Hace unas semanas, nevó y toda la calle quedó blanca. Era lo más lindo. Aquí en Ginebra no hay trineos pero en Friburgo, una ciudad en que hemos pasado unos días, los usan y los caballos llevan cascabeles en el pescuezo. Bueno, che, adiós. Saludos a tu familia y recibí un apretón de manos de tu amigo
Jorge L. Borges
P.D.: En Suiza son tan ignorantes sobre la R. Argentina que mi maestro me preguntó si yo había visto indios patagones y se quedó admirado cuando le dije que en mi país no había “enormes bandas de chevaux libres”…
¡Date cuenta!
Te mando estos versos “macaneados”
I I
Querido amigo Godel
ya tu carta he recibido
y veo ahí muy complacido
que has pasado al 3er. año
subiendo como Catáneo
hasta que llegues, amigo
a ser doctor archi-vivo
con hopalanda de paño.
I II
Montado en tu bicicleta
tu atraviesas la campaña
llevando con furia y zaña
el Pampero por delante
mientras que yo, principiante
Se me cortó la furia poética.
CHAU.
Publicado en Cartas de un joven escritor, revista Ñ, junio de 2007
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