San Andrés, 20 de mayo de 1989
Querido hermano en Jesús María, Lucas:
¡Alabado sea Jesucristo!
Espero que otra vez, en este casiciaco hayas sido ese «siervo inútil», ese instrumento por quien Dios se manifiesta a las almas que lo buscan y esperan llenarse de su Amor, de su Paz y su Gracia.
«Evangeliza, no quien transmite una letra, sino quien comunica un Espíritu. El Servicio a los demás, en este aspecto, exige cuidar la propia riqueza y autenticidad interior. El contemplata aliis tradere – llevar a los otros lo que uno mismo previamente ha contemplado -, es el sabio principio agustiniano.»
Creo que con tu forma de ser, con lo que hacés, con ese don que Dios te dio de crear, de poner «vida» en la música; Dios, dentro tuyo, se expresa en «tu arte» con su tinte personal y es a través de la música como llega también al corazón de los demás. Por lo que sos y transmitís sin darte cuenta quizá, siento una gran admiración por tu persona y mucho cariño, aunque no te lo diga te considero un gran amigo.
Que Jesús y María te bendigan.
Unido a todos en mi oración.
María Laura