1959
De Granero a Don Hipólito Bouthemy – Buenos Aires, 27 de noviembre de 1959
A Don Hipólito Bouthemy
Príncipe de los Juzgados
considerado por mí
como el mejor abogado.
A Don Hipólito Bouthemy
Príncipe de los Juzgados
considerado por mí
como el mejor abogado.
Diciembre 17- 1959.Elba:Hoy es mi cumpleaños. Es un día como los demás, quizá demasiado caluroso. Ayer he ido a sacar el abono para la temporada de pileta, pero el carnet respectivo me lo darán recién esta noche, de manera que mañana espero pasarme el día zambullido. No sé si te dije, Leer más…
Febr. 6- 1959
Elba:
Esta carta la inicié esta tarde a eso de las seis, en un bar lácteo de la calle Corrientes (ahora son las doce de la noche). Escribí una página pero tuve que romperla por que le cayeron unas gotas de Toddy encima.
Noviembre 25- 1959.Elba:Me parece una brillante idea esa de abandonar un temita tan difícil de plantear como es éste, y cuyo tratamiento no hará más que confundirnos mutuamente y confundirnos cada uno para sí. Ocurre que en estas charlas he tratado cuestiones que rara vez me había formulado antes; es Leer más…
Imagínate que tratando el amor (nada menos!) es imposible sentar una posición definitiva.
No vamos a discutir si es el 90%, si es el 50% o si es el 82%. Tampoco quiero discutir cuánto hay de sentimiento y cuánto de necesidad fisiológica en la relación “ocasional” que se suscita entre el hombre y la mujer. (Apetencia esta última que tú pareces desconocer -y es asi nomás porque la naturaleza femenina les brinda una ayudita-, ya que tu pretendes que en la atracción sexual, en el acto mismo, el corazón juegue su rol melodramático.) Y es por eso, precisamente, porque me rijo por ideas razonables y concretas, porque no arriesgo mi alma en un beso, que estoy a salvo de los “motines a bordo” y no me pierdo (tengo 27 años) en el laberinto de las pasiones.
Personalmente, tú ya lo sabes, me identifico mejor con la muchacha de tierra adentro que con la muy sofisticada de Corrientes y Esmeralda. En suma, no he querido rebajar a las provincianas, sino decir lo siguiente: que el medio ambiente las torna hurañas, falsamente concentradas, asidas a viejas fórmulas, a caducos y viejos regímenes morales. No es que ellas sean asi, como tampoco la mujer de la ciudad es tan sofisticada cuando está en su casa, a solas.
Tu tradicionalismo al respecto es típico de provincias. Estoy seguro de que no lo haces por comodidad, pero estoy seguro también que no es falta de inteligencia lo que te inhibe para comprender ésto. Digamos mejor que en tu interior se han afincado creencias irreconciliables con la verdadera función del ser.
Octubre 15- 1959.Elba: Acabo de cenar. Este es el único momento del día en que goso de un poco de tranquilidad. Los parientes que suelen frecuentarnos ya se han ido. Mi primo -de quien ya hemos hablado- ha jugado un rato conmigo y ahora la madre ha venido a buscarlo. Mi Leer más…
Sept 29. 1959.Elba: Hoy martes he ido a la editorial Kapelusz. Me mostraron copia de tres o cuatro cartas que ellos enviaron a España 851 -dirrección exacta- consignando los datos que ustedes les requerían.En definitiva, los libros llegarán a fin de semana o lunes o martes de la otra. Irán a Leer más…
Creo que lo reconocería tranquilamente si mi padre no hubiese sido tan bueno, tan amigo mío, tan equilibrado como lo fué siempre. (El médico me había hablado del egoísmo que despertaría su postración y de la acritud que iría ganándolo, pero él no hizo jamás un reproche ni tampoco evidenció nunca el menor asomo de cólera. Yo lo oí llorar algunas noches y se aplastaba contra la almohada para no despertarme.)
La última noche me pidió que lo incorporase un poco y que le frotase la espalda. Apenas fuerzas, sin decir palabra, y así nos quedamos un rato.
Murió a las 6 de la tarde del 20 de agosto. Allí se terminó todo, aunque mi ni mi madre ni yo estemos aún convencidos de ello.